Heed.

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Heed: to give careful attention.

Cuando sonó la campana de la escuela que indicaba el final de la jornada, Chuya sintió su corazón acelerarse, pues ese sonido indicaba que finalmente se reuniría con Dazai, hablarían un rato, y después caminarían juntos parte del camino de vuelta a casa. A este punto ya se había vuelto una rutina, pero eso no lo hacía menos emocionante. Especialmente después de darse cuenta de que sus sentimientos por su compañero iban más allá de una simple amistad, aunque intentara desesperadamente ignorar esos pensamientos.

Sin embargo, la emoción de su pecho cambió a una ligera preocupación cuando dio una mirada de reojo a Dazai desde su lugar, dándose cuenta de que el castaño no se había movido ni un centímetro desde que sonó la campana, lo cual era extraño, pues siempre se apresuraba en huir del salón de clases. Incluso ahora que contaba con la compañía de Chuya, prefería hablar con él en un lugar menos concurrido, lo cual Chuya entendía. Después de todo, que ahora fueran amigos no borraba mágicamente los miedos de Dazai. Por eso se apresuró en guardar sus cosas para acercarse y asegurarse de que todo estaba en orden.

—¿Pasa algo? —Preguntó Chuya llegando a lado de Dazai, sorprendiendo al castaño, que hasta ese momento se encontraba absorto en sus pensamientos.

—Está todo bien —Se apresuró en responder Dazai, al notar el tono de voz preocupado con el que Chuya le había hablado. Cuando su compañero soltó un suspiro lleno de alivio, se sintió mal por haberlo alarmado, pero intentó que su rostro no revelara ese malestar—. Es solo que estaba pensando en algo.

—Lo noté —Sonrió Chuya, sentándose sobre la mesa de Dazai, quien finalmente comenzó a guardar sus cosas, preparándose para irse— ¿Era algo importante?

—Sí —Respondió, y cuando los ojos azules lo miraron llenos de curiosidad, sintió cómo su estómago dio un vuelco. El solo pensar en la idea lo ponía nervioso, pues, aunque sabía que le caía bien a Chuya, una parte de sí no podía dejar de creer en que siempre estaba la posibilidad de que se cansara de él y lo dejara a un lado, incluso en situaciones tan banales. Sin embargo, llenó su pecho de valor y expresó lo que su mente había estado pensando desde la mañana—¿Quieres ir a la biblioteca conmigo?

Dazai no se dio cuenta en qué momento apartó la mirada, pero cuando se giró a ver el rostro de Chuya, sintió un vacío dentro de él. El pelirrojo simplemente lo miraba atentamente, con su mirada brillando inusualmente. Dicha vista duró unos pocos segundos, pues casi de inmediato Chuya se soltó a reír, provocando que un calor llegara al rostro de Dazai.

—Lo siento, no me estoy burlando de ti —Aclaró Chuya, lo que le dio un descanso al corazón de Dazai que estaba latiendo ansioso—. Es solo que me sorprendió que le dieras tantas vueltas al asunto cuando sabes que te diré que sí.

—No sabía si aceptarías —Se quejó Dazai en un murmullo, aunque por la mirada que le dedicó Chuya supo que lo había escuchado. A veces era molesto que le prestara tanta atención, pensó por un instante, aunque se arrepintió de inmediato de que la idea siquiera se le atravesara por la mente. Se aclaró la garganta, en un intento de callar sus pensamientos—. Quiero decir, el plan es trabajar en los nuevos escritos que le presentaremos al profesor Oda.

—¿En qué momento aceptamos entregarle otro texto? —Respondió Chuya, dejando de reír. Como si no tuvieran suficiente carga de trabajo con las clases normales, pensó. Aunque no podía terminar de enojarse del todo, pues eso implicaría molestarse con Dazai -quien fue el que aceptó en primer lugar-, y la idea le parecía inconcebible.

—¿Por qué otra razón yo intentaría escribir un tonto poema? —Se quejó Dazai, ganándose un ceño fruncido por parte de su compañero.

—Quiero verte intentarlo —Lo retó Chuya, arrancándole una sonrisa. En un instante el gesto se le contagió a Chuya, que no pudo reprimirlo. Pensó en lo absurdo que era que situaciones tan cotidianas como esa le provocaran tanta alegría.

Flair. (Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora