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𝐏𝐞𝐫𝐝𝐢𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐩𝐚𝐝𝐨𝐜𝐤

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𝐏𝐞𝐫𝐝𝐢𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐩𝐚𝐝𝐨𝐜𝐤



El ruido era ensordecedor. Motores rugiendo, radios crepitando, voces mezcladas en distintos acentos, y el inconfundible olor a gasolina y goma quemada que parecía meterse hasta en los huesos.

Asher Hamilton caminaba entre la multitud con su cámara colgando al cuello y una expresión de ligera desesperación. El paddock del circuito de Silverstone era un mundo nuevo para él, vibrante y caótico, lleno de colores, luces y adrenalina. Pero para Asher... todo aquello era un exceso.

No solía sentirse fuera de lugar, pero esa mañana, cada paso entre los pasillos estrechos y los garajes le recordaba lo ajeno que era ese universo de velocidad.

Había aceptado la invitación de su hermano mayor, Lewis, más por cariño que por verdadero interés en las carreras. Lewis había insistido en que necesitaba distraerse, que un cambio de ambiente le haría bien. Y aunque Asher odiaba admitirlo, su hermano tenía razón.

Apenas habían pasado dos semanas desde que todo se había derrumbado. Desde que abrió aquella puerta y vio a Ben, su novio —no, su prometido—, besando a Emma, su mejor amiga desde la infancia.

A veces pensaba que su corazón todavía no había terminado de entender lo que había pasado. Ben, con su sonrisa de actor británico perfecto, con su voz calmada y su manera elegante de mentir. Emma, con su talento, su estilo, su lealtad fingida. Y él, Asher, que había creído en un amor de película, sin leer los créditos finales.

Desde ese día, el mundo se había vuelto un poco más gris.

Fotografía.

Esa era la única constante que le quedaba.

Su refugio, su forma de entender la vida. Era fotógrafo profesional, especializado en retratos y paisajes. Le gustaba capturar la verdad detrás de una sonrisa, la luz detrás de un rostro. Pero últimamente, ni siquiera eso lo motivaba.

Por eso estaba allí. Para escapar.
Para perderse.

—Por aquí, señor Hamilton —le indicó Tom, un asistente joven con auriculares y prisa.
Asher asintió distraído, mientras su mirada se perdía entre los uniformes de colores y las caras concentradas.

Cuando Tom se detuvo a hablar con un ingeniero, Asher aprovechó. Necesitaba respirar.

Giró por un pasillo lateral, con la cámara entre las manos, y empezó a disparar.
Click. Una rueda girando.
Click. Una mujer revisando el tiempo en una tableta.
Click. Luz y sombra chocando sobre el asfalto.

𝐆𝐄𝐓𝐀𝐖𝐀𝐘 𝐂𝐀𝐑 || 𝐅𝐨𝐫𝐦𝐮𝐥𝐚 𝟏 𝐱 𝐦𝐚𝐥𝐞! 𝐨𝐜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora