Tinta e Intriga - Eruri

Cinco

Tras una cancelación, Erwin se apresuró a adelantar su sesión casi dos semanas enteras, por lo que ésta llegó antes de lo esperado. Llegó y se reunió con Levi en el salón. Isabel aún no había aparecido. Levi decía que siempre llegaba tarde, aunque Farlan y ella tuvieran que irse a la misma hora. Pero sus clientes solían estar preparados para ello, así que ella no perdía dinero, aunque Levi se lo reprochaba constantemente.

Erwin se instaló rápidamente y, a los veinte minutos de llegar, Levi ya lo estaba tatuando. Como era invierno, Erwin se alegró del calor del salón. Farlan utilizaba la sala privada para su sesión matinal, y Eren no estaba hoy, así que durante la primera hora y media sólo estuvieron Levi y Erwin. No había mucha conversación, ya que Levi prefería trabajar en silencio, pero era muy fácil y tranquilo, aparte del zumbido casi constante.

Levi estaba trabajando hoy en el cielo y el fondo, por lo que se sentía constantemente en los omóplatos y las costillas superiores, y era tan desesperadamente difícil. A Erwin le costaba decidir si le dolían más las costillas o los omóplatos, y decidió que apestaban por igual. Sin embargo, era satisfactorio saber que cada movimiento y cada arañazo creaban una imagen eterna.

No diría que las diez horas se acabaron rápido, ya que estuvieron llenas de bastante dolor, pero cuando terminaron, Erwin estaba bastante sorprendido, sin haber mirado mucho la hora y, en cambio, hablando con Isabel sobre las películas japonesas y el limitado anime que había visto. Hoy sólo atendía a personas sin cita previa y se ocupaba de los piercings, así que tenía bastante tiempo para charlar, y aunque era errática e hiperactiva y podía parlotear durante horas sobre oscura animación japonesa, a Erwin le gustaba escucharla. Llenaba el salón de alegre cháchara, y Erwin añadía lo que podía entre frase y frase.

Los meses de invierno llegaron con fuerza y los asuntos navideños se apoderaron de las vidas de Levi y Erwin. Ninguna de sus carreras alcanzó realmente su punto álgido durante esta época, pero las cosas parecían siempre más agitadas.

Erwin también fue a ver a su madre durante las Navidades, lo que supuso un serio peligro para que Erwin y Levi pudieran verse, pero esto estaba bien. No eran nada serio, y Erwin no veía a su madre con suficiente frecuencia, así que era agradable pasar un par de semanas en su compañía. Le habló del trabajo e incluso le enseñó su tatuaje, diciéndole que aún le quedaban algunas sesiones. Fue estupendo alejarse del ajetreo de la ciudad y, a pesar del ajetreo de Nochebuena cuando recibieron a la familia, el día de Navidad fue muy relajado.

Hacía varias semanas que no veía a Levi y sólo se enviaban mensajes de texto de forma intermitente, Erwin decidió invitar a Levi a la fiesta de Año Nuevo de Mike. Le dijo que se trajera a Isabel y a Farlan porque tenía muchas ganas de verle.

Le envió un mensaje: ¿Te apetece acompañarme a una fiesta de fin de año? Isabel y Farlan también serían muy bienvenidos.

Levi, unos veinte minutos después, contestó: Claro.

¿Podríamos vernos en tu casa a las 8:30? Tengo algo que darte.

Mensaje de Levi: ... Y luego, unos segundos después: ¿Tienes algo que darme?

Sí.

...

Unos segundos después: Ok. Nos vemos entonces.

Nos vemos.

Erwin contempló la posibilidad de enviar un mensaje de texto algo coqueto o sugerente, pero decidió dejarlo donde estaba. Tenía ganas de ver a Levi, no quería bromear con ello.

Cuando llegó el treinta y uno de diciembre, Erwin se preparó para la hora asignada y se dirigió a casa de Levi. Tocó el timbre y esperó pacientemente a que le abrieran la puerta, admirando la modesta corona que rodeaba los números de la casa de Levi.