Parte 4

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Cuando era niño, amaba jugar con los animales.  Sus mascotas eran preciadas para él, le dolía mucho tener que dejar a su gato y a su cachorro en casa cada vez que tenía que ir a visitar a su abuela hasta el pueblo, pues su abuela era alérgica a los animales y no le gustaba en lo más mínimo.

Así que se veía obligado a dejar a sus pequeñas mascotas en casa.

Pero la tercera vez que fueron a casa de abuela cuando él tenía 7 años, no pudo soportar estar lejos de su preciado gato. Higgins era su soporte emocional en aquel entonces, JiMin odiaba tener que alejarse de él y de Marcus, su pequeño pastor alemán que cuidaba su casa durante los viajes que tenían.

Así que rompiendo las reglas que le habían puesto acerca de llevar a sus mascotas, terminó por llevarse a Higgins a escondidas.

Fue fácil pasar desapercibido por sus padres, ellos iban más concentrados en platicar y escuchar la radio que en ponerle atención a su pequeño hijo en el asiento trasero de la camioneta. Realmente se sentía como todo un sueño estar llevando a su pequeño gato con él, no iba a soportar pasar toda una semana lejos de casa y sin ver a Higgins.

Fue muy cuidadoso, en serio que lo fue. Procuró que ni sus padres ni su hermano o su abuela, se dieran cuenta de la presencia del gato. Fue muy ágil, o al menos eso pensaba él.

Lastimosamente, un día, Higgins se terminó escapando de sus manos a la mitad de la noche mientras él dormía. Cuando despertó, casi corrió como loco fuera de la cama en busca de su gato. No quería ser regañado por haberlo traído, no es que quisiera llevarle la contraria a sus padres, él simplemente deseaba tener la compañía de su mejor amigo durante ese largo viaje.

Para su mala suerte. Sus padres habían encontrado a Higgins primero que él.

¿Lo peor de todo? Higgins estaba muerto. Cuando sus padres lo encontraron, el gato estaba tirado en el patio trasero de la casa de su abuela, el pequeño niño de 7 años no alcanzó a ver con claridad la imagen frente a sus ojos, pues su madre se lo llevó antes de que pudiera observar a su gato en el suelo.

Lo único que supo, gracias a su hermano, es que su abuela había escuchado sonidos extraños en el patio a la media noche. Y creyendo que era algún ladrón o algún animal como un mapache, se llevó el hacha que usaba para cortar madera.

El resto ya se sabe.

Sus padres y su hermano trataron de convencerlo de que no era su culpa, que los accidentes pasaban y que ellos entendían que había querido llevarse a su gato con él, para no sentirse tan solo. Pero JiMin nunca dejó de sentirse culpable.

Ni siquiera cuando se enteró de que la abuela le había cortado la cabeza al gato con el hacha.

Independientemente de lo que había sucedido, cosas como esas comenzaron a perseguirlo poco después. Hasta esa vez que llegó a Cochem y todo lo que se encontraba frente a su puerta era el cuerpo de un gato o simplemente la cabeza de este. Justo como lo que había encontrado ese día.

No sabe quién o qué es lo que deja aquellos restos en su puerta, pero le provoca un miedo inmenso que alguien más sepa de ello, porque nadie más que su familia lo sabe.

Aquel día se sintió como un tonto, porque se dejó vencer por el miedo y la tristeza que terminó por caer inconsciente al suelo. Tardó alrededor de dos horas para despertarse, lo sorprendente fue que ya no se encontraba en el suelo cuando despertó, sino en la cama.

Lo que restaba de la semana se la pasó en busca de quien no quería volver a ver. YoonGi no pudo haber desaparecido de la noche a la mañana como si nada, era inexplicable como se había desmayado en el suelo de la sala y luego mágicamente había despertado en la cama de su habitación. Debió haber sido él, tenía que ser él.

LITTLE CHILDREN | YoonMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora