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TW: Trastorno Alimenticio.

•••

Es normal tener varios amigos cuando somos niños. Y lo raro es cuando no tenemos a nadie.

Hanni no tenía amigos. A sus ocho años de edad nadie se quería juntar con ella y la molestaban por su contextura física, su nacionalidad y por ser un poco mala en matemáticas.

Por esos motivos pasaba los recesos sola fuera de la sala esperando que el maestro o la maestra abriera y así poder ingresar al aula y continuar con lo que era su jornada escolar.

A pesar de ser cotidiano ver a Hanni sola en los pasillos mientras pintaba los dibujos que su madre le había comprado, nadie se acercaba a ella a hacerle compañía o preguntarle si quería estar con alguien. Muchos la ignoraban, otros la molestaban y era muy raro que realmente alguien se acercara.

Hanni no entendía por qué, pero estaba acostumbrada.

Ella no tenía malas actitudes y trataba de ser amable con todos los niños. Su madre siempre le decía que no había que tener una mala cara para los demás, aunque ella no sabía directamente las molestias que llegaban a Hanni a diario.

Sus compañeros eran realmente crueles.

—Miren, ahí está la ballena.

Hanni no quiso levantar la mirada de su libro para colorear, pero sabía que ese apodo era para ella.

—¡No vayas a romper el pasillo! —gritó otro niño.

Hanni negó con su cabeza e intentó ignorar los pasos que se aproximaban a ella y la crueldad de sus palabras.

Una vez se sintió rodeada por las sombras que taparon su libro, Hanni levantó la mirada. Arriba estaban las cabezas de todos aquellos que la molestaban mucho y le decían cosas hirientes.

Ella no entendía qué estaba mal.

—Hola.

Pero aún así, Hanni iba a ser amable.

Una ingenua niña que solo quería amigos con quienes reír.

—¿Vienen a jugar conmigo? —preguntó con sus ojitos llenos de ilusión.

Los demás se echaron a reír y negaron con sus cabezas, mientras la señalaban y decían cosas que Hanni no lograba entender por el caos de todos los sonidos juntos.

Frunció el ceño confundida, como si no supiera lo que se aproximaba.

—Nadie quiere jugar contigo —un niño la señaló agresivamente con su dedo índice.

Hanni lo reconoció a él como Jacob, y era muy molestoso. Siempre gritaba en clases y llamaba la atención de mala forma, pero tenía muchos amigos porque le gustaba bromear y jugar fútbol en los recesos.

—Eres una gorda —dijo una niña.

Nuevamente la reconoció y ella era Hayley. Hanni nunca habló mucho con ella porque siempre se alejaba y le daba asco estar a su lado, pero cada vez que podía la molestaba, le jalaba el cabello y le decía que estaba gorda.

Hanni se miró a sí misma aún sentada, mientras los demás murmuraban cosas.

Miró sus manos que eran como dos pequeños pancitos. Miró sus piernas, eran un poco grandes a comparación de Hayley. Tocó su carita con su mano, apretó sus cachetes y se sentían como malvaviscos. Finalmente miró su abdomen. Su barriguita que subía y bajaba por su respiración acelerada, era un poco grande también, pero Hanni no sentía que fuera algo malo.

naturalmente desastroso | bbangsaz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora