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Cumpleaños.

¿Qué merece una persona en su cumpleaños?

Minji veía a todos sus amigos celebrar cuando llegaba el día especial y presumían de sus regalos, sus celebraciones y toda la comida que comieron en el día. Hacían invitaciones, muchos del salón iban, pero a Minji nunca la invitaban así que no tenía ni idea de cómo funcionaban las fiestas de cumpleaños.

Ella nunca hizo eso. Su mamá nunca le preguntó qué quería para su cumpleaños y ya su padre había desaparecido de casa, o al menos ya no lo veía con tanta frecuencia y era realmente extraño, porque también oía muchos gritos cuando él llegaba.

Minji cumplía ocho años y todo era muy parecido a su cumpleaños de siete años, con la única diferencia de que Minjun fue el único en felicitarla y regalarle unos stickers de osos y peces.

Llegó a casa con sus hermanos después de que su papá los fuera a buscar en auto y Minji estaba en la otra parte del asiento para bajar, por lo que fue la última.

—Baja, Minji —dijo él, mirándola por el retrovisor.

Su papá se llamaba Minhyun y era muy serio. A Minji realmente le incomodaba a veces estar con él porque no la trataba bien.

—Papá —lo llamó, acercándose a la puerta.

—¿Qué?

Minji pensó que estaba enojado por cómo respondió, aunque nunca le contestaba bien.

—¿Sabes qué día es hoy? —preguntó ilusionada.

Ella solo quería que le dijera feliz cumpleaños.

—Hoy es viernes, Minji.

—Sí, sí, pero hoy hay algo especial.

—¿Qué hay de especial?

—¿No sabes?

—No, Minji. La verdad es que me tengo que ir —suspiró bastante impaciente —. Baja de una vez, ¿si? Tampoco quiero hablar con tu madre.

—Oh...

Minji agachó la cabeza apenada, sintiendo cierto dolor en el pecho que se asemejaba cuando estaba sola en la escuela, encerrada en los baños, esperando impaciente para regresar a casa y quedarse en la habitación mientras pintaba los dibujos que Minjun le traía de la escuela.

La verdad es que no era para nada grata la sensación y le causaba mucha lástima, pero no quiso insistir porque no servía de nada y no quería molestar a su padre. Él ya tenía que irse.

Sus hermanos, Jennie y Minjun, ya estaban en la entrada esperándola para tocar la puerta y que su madre los recibiera. Aparentemente Jennie era la única que sabía porque sus padres estaban tan separados en ese momento, pero ninguno de los dos chicos sospechaban nada al respecto.

Minji llegó y se posicionó detrás de ambos sin mucho ánimo.

—Por culpa de papá perdí mi lección de fútbol —se quejó Minjun. —Estoy molesto. ¿Para qué? Solo nos fue a buscar a la escuela. Ni siquiera un helado nos compró. ¡Y nadie le dijo feliz cumpleaños a Minji!

Al oír la exclamación, Minji levantó la mirada.

Eso atrapó sus sentidos rápidamente y con bastante razón.

—¿Es tu cumpleaños, Minji? —preguntó Jennie.

La pequeña asintió con la cabeza frenéticamente, afirmando con fuerza los tirantes de su mochila de ositos.

—Cierto... —murmuró —, hoy es primero de junio.

—Tú también lo olvidaste —acusó Minjun. —Que horrible.

naturalmente desastroso | bbangsaz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora