1. Las primeras amigas junto a las primeras impresiones.

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La salud mental en el pueblo de Jeonju era un tema realmente tabú, y eso significaba que las cosas para algunas personas (sobre todo adolescentes) eran bastante complicadas.

En la escuela del sector se había integrado un programa de salud mental por los altos niveles de suicidio de jóvenes que se reportaron en los últimos cinco meses. Y es que para ser un pueblo tan pequeño, era grave.

Se había hecho un balance y dos de cinco jóvenes acudían al suicidio, mensualmente, por las condiciones que tenían en sus casas o como su salud mental se había visto afectada por el ambiente social.

Y como eso alertó a cierta parte de la población, sobre todo padres, se empezaron a buscar alternativas porque no habían espacios para clínicas médicas de psicología en el pueblo. Y es que tampoco esperaban que las personas correspondientes invirtieran en edificios de consultas para un sitio tan pobre y desactualizado para lo que era la actualidad.

Entonces, se hicieron charlas y acuerdos, llegando finalmente a la conclusión que la principal ayuda de salud mental se daría en la única escuela del pueblo, tanto para jóvenes como para niños.

Se aplicó con una psicóloga en todo el lugar para ver cómo funcionaba, y al tener un buen resultado, acudieron a tres más.

La señorita Sooyoung, el señor Dakho y la señorita Jessica.

Cada uno estaba asignado a ciertos niveles y niños, y entonces a Minji le tocó trabajar con la señorita Jessica.

Sin embargo, Minji no entendió en primer momento por qué ella tenía que asistir a las charlas en los grupos y estar con la señorita Jessica, si según ella todo estaba bien.

Y no, la verdad es que no todo era así.

Minji había mostrado actitudes de cuidado, y para tener quince años no era lo suficientemente correcta para la edad que tenía. Además de ser muy impulsiva, un poco "infantil" y no poder estar quieta en ningún momento (motivo por el que sus maestros la retaban)

La señorita Jessica tomó cada detalle, empezó a charlar con Minji algunas tardes y, quitando que todas esas actitudes físicas eran ciertas, también cayó en cuenta que Minji hablaba de su familia de una manera bastante distante y desinteresada, como si ellos realmente no significaran nada.

Solo había notado que hablaba bien de su hermano menor y su hermano mayor, pero nadie más de su gran familia.

Entonces, Minji fue asignada a las charlas psicológicas de la escuela.

Y ahí estaba ahora, sentada en la última silla de la fila que se había formado con anticipación en el gimnasio. Y mientras las personas grandes hablaban, Minji se sentía muy inquieta y quería salir de allí.

Se sentía muy hiperactiva y sus piernas tenían la necesidad de moverse.

Eso era muy característico en ella y era una de las cosas que también llamaban la atención, hasta para personas que simplemente les molestaba mucho lo inquieta que podía ser.

Minji lo entendía. Era increíble que Minji pudiera entender y aceptar que una persona la tratara mal por hacer cosas que ni siquiera ella controlaba.

Y es que la chica de su lado no se veía molesta, pero tampoco estaba muy tranquila con ella por cómo la miraba fijamente. Quizás quería decirle que se detuviera con su mirada y no ser maleducada.

Minji lo notó porque llegaba a ser un poco rara su postura ante ella.

—¿Te molesta que me mueva? —preguntó.

Al mirarla, frunció el ceño porque le pareció conocida.

—Oh.

Sin embargo, Minji se detuvo cuando vio que la chica asintió con su cabeza a la primera pregunta.

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⏰ Última actualización: Jan 13 ⏰

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