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—Fuyu, ¡¿por qué le escribiste eso?!—Kazutora se exaltó al leer el mensaje qué el rubio le mandó a su destinado—. ¡AH!... Lo acaba de leer.

—¿Qué tiene de malo?, parece como si lo hubieras escrito tú—Matsuno respondió despreocupado.

—¡Claro que no!... Yo no uso esos emojis—señaló con el índice los emojis que estaban al final del mensaje.

—Me parece un mensaje con doble intención—dijo Souya asomándose para leer el mensaje.

El rostro de Kazutora palideció al escuchar el comentario del peliazul, que es lo que pensaría Ken ahora de él. Chifuyu le había agregado a su mensaje la ubicación donde ahora se encontraban, de tan solo pensar de que vería al alfa se sentía nervioso; aunque, también estaba la posibilidad de que Draken no viniera, porque no respondió los mensajes, solo los leyó.

—Esto no puede estar pasando—Kazutora sintió como su crisis de no saber qué hacer volvía.

—Vamos, Tora, relájate un poco—Chifuyu le palmeó el hombro—. Todo va a salir bien—lo trato de motivar—. Lo único que debes hacer es ser sincero y decirle que quieres estar con él.

—Así es. También tienes mi apoyo, Kazutora—mencionó un animado Souya.

—Es fácil decirlo, pero sé que me voy a congelar cuando lo tenga al frente mío—Kazutora sentía como sus piernas le temblaban.

Matsuno no era indiferente a los nervios qué sentía su mejor amigo, no obstante, no podía intervenir en su vida amorosa más de lo que hizo al enviar el mensaje.

—Me gustaría quedarme y ayudarte, pero esto es un asunto entre ustedes dos—habló tomando el brazo del peliazul—. Souya y yo nos retiramos.

—Ah, s-sí—respondió el omega de cabellos azules—. Mucha suerte Kazutora.

Con esta despedida, los dos omegas se apresuraron en desaparecer de la vista de Hanemiya.

El de mechas rubias se sentía nervioso y a pesar que no quería que su mejor amigo lo dejara solo, sabía que Chifuyu tenía razón, él tenía que hablar a solas con su alfa. En medio de su debate de sí sería capaz de poder expresarse de la manera adecuada con su destinado, escuchó aquella voz tan especial que lo hacía fantasear un millón de veces con estar con él. Aquella voz que no sabía desde cuando había tomado tanta importancia en su vida, pero que ahora no podía imaginar su vida sin escucharla. Aquella voz que hacía a su omega saltar de alegría y le hacía sentir que todo estaría bien.

Simplemente, era la voz del alfa que amaba.

—¡Hanemiya!—Draken venía agitando su mano, su voz sonaba agitada.

Los nervios del omega se dispararon al verlo acercarse. Draken se había apresurado en llegar que no fue capaz de enviar una respuesta al mensaje qué recibió de Kazutora.

—Ken... perdón por escribirte de la nada—su voz salió temblorosa.

—Descuida, yo también quería... no. Necesitaba verte—se corrigió fijando su mirada en el omega de mechas rubias—. Y antes que digas algo, quiero decirte...—agachó la cabeza apretando sus manos en puños y cerró los ojos con fuerza—¡Perdóname! Esa vez me comporté como un estúpido, no era mi intención asustarte.

—L-Lo sé... sé que no era tu intención—se acercó tomando las mangas de la camisa de Draken y apoyó su cabeza en el pecho del alfa—. Perdóname por haberte dejado solo...

Ken escuchó los sollozos de Kazutora, el omega había comenzado a llorar y tenía su cabeza apoyada en su pecho. Sintió la necesidad de calmarlo, así que comenzó a liberar feromonas para tranquilizarlo.

Destinados | BajifuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora