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Eran las 3:30 pm y Baji ya se encontraba en el lugar acordado, aun faltaba tiempo para reunirse con Chifuyu. Así que, se sentó en una banca vacía qué se encontraba cerca, al encender su teléfono vio que tenía un mensaje de su prometido donde le recordaba que mañana era la cena familiar. Aquella cena se había vuelto como una tradición desde hace dos años, ambas familias acordaron cenar juntas cada cierto tiempo para conversar sobre todo tipo de temas, como trabajo o su compromiso. El tener que asistir a la cena nunca antes le había parecido tan pesado como ahora, después de todo ahora no podía verle futuro a su compromiso.

Desde el momento en que conoció a su destinado, pensó en una manera de poder decírselo a Mitsuya, como también a Chifuyu. Sin embargo, hasta el momento no lo había logrado, ya que, cada vez que se veía con cualquiera de los dos omegas, se arrepentía o sus palabras simplemente no salían de su boca. Ahora podía recordar las palabras Mikey qué le decía que se tomará en serio el cortar su compromiso, porque si lo deja pasar por más tiempo el daño sería peor. Entonces, por su mente pasó la posibilidad de contarle hoy sobre su compromiso a Chifuyu, aunque no sabía si eso sería lo indicado.

Se encontraba tan metido en sus pensamientos, qué no notó cuando Matsuno se acercó.

—Baji.

La voz de Chifuyu lo trajo de regreso y lo miró un poco perdido, pero después pudo responder.

—Chifuyu, ya estás aquí—guardó su celular mientras se levantaba de donde estaba sentado.

—¿Esperaste mucho?—preguntó y arregló un poco su cabello.

El pelinegro negó con la cabeza.

—¿Listo para irnos?—le mostró una sonrisa y Matsuno asintió en respuesta.

Se encaminaron a la salida de la universidad y mientras caminaban el omega le preguntó por el lugar a donde iban, se podía ver la curiosidad en los ojos verdes del omega, pero aún así Baji le respondió qué no se lo diría hasta que estuvieran ahí.

En todo el trayecto, Keisuke escuchó al omega hablar sobre cómo le había ido y sobre cómo dos compañeros habían terminado peleándose en plena clase. El pelinegro también le contó sobre su día, pero la mayor parte había dejado que el rubio hablara sin interrumpirlo.

Cuando estuvieron cerca de su destino, Baji le tapó los ojos al menor.

—¿Ah, Baji?—el rubio estaba confundido por la acción repentina del pelinegro.

—Ya estamos cerca—fue lo que respondió y continuaron caminando hasta llegar—ya llegamos... 1, 2 y... 3—contó y le quitó las manos de los ojos.

Los ojos de Chifuyu brillaron al ver el establecimiento frente suyo, era un café temático de gatos llamado "Neko-land".

—¡Woow!... B-Baji, esto es...

—Ya qué también te gustan los gatos como a mí, pensé que te gustaría venir, además esta tienda abrió hace poco—explicó y su alfa interior se puso feliz de solo ver la reacción del omega—¿Te gusta?

Matsuno asintió varias veces, darse cuenta que el pelinegro recordaba aun cuando le habló sobre su amor por los adorables felinos le hizo extremadamente feliz.

—Entremos.

—Sí.

Al entrar a la cafetería fueron recibidos por un gato de color blanco con manchas negras, Keisuke no dudó en alzar al gato en brazos mientras una de las encargadas se acercaba y los llevaba a donde había una mesa vacía. Luego de sentarse y hacer su pedido, el rubio miró a su alrededor, habían muchos gatos en el lugar, sus ojos no dejaban de brillar. Se sorprendió al volver su mirada en el alfa, porque más gatos se habían acercado para tener la atención de Baji.

Destinados | BajifuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora