Extraños sucesos

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Nos encontramos en la aldea alejada de Orario donde Astraea rescató a Bell, este todavía no ha podido salir de la casa por orden estricta de la diosa de la justicia, además de que no se siente con fuerzas para explorar o hacer algo.
Podemos observar al peliblanco tumbado en la cama que la hermosa diosa le proporciona, este está incómodo y no se siente muy bien.
¿Porqué mi vida ya dado este giro tan grande en tan poco tiempo? Pensaba el chico para sí mismo.
Se quedó mirando su mano un rato, hasta que un dolor punzante le obligó a parar.
Mierda, cuando se va a ir este maldito dolor. Dijo agarrando su brazo cercenado por la gran bestia.
En ese momento, Astraea entró en la habitación e instantáneamente se preocupó por el joven oji rojo.
¡Bell! ¿!Estás bien, que te pasa¡? Dijo la dios acercándose rápidamente al chico.
No es nada Astraea-sama, este dolor no se va pero es soportable. Dijo el chico intentando fingir una sonrisa.
No me mientas, sabes que no le puedes mentir a un Dios. Dijo Astraea dándole un golpecito en la cabeza.
Auhh. Aunque no le salió como esperaba, ya que a quien le dolió fue a ella.
¿!Estás bien Astraea-sama¡? Preguntó un Bell preocupado por la diosa.
Ahora te preocupas por mí. Dijo con una expresión de dolida.
¿A qué se refiere? Claro que me preocupo por usted Astraea-sama, sin no fuera por usted yo estaría muerto, además de que usted es alguien muy importante para algunos de mis amigos y para todos en este pueblo, claro que me preocupo por usted. Dijo Bell con una mirada algo sería pero con una pequeña sonrisa la diosa.
Astraea no pudo hacer otra cosa más que sonrojarse e intentar ocultarlo.
En verdad sí que es un asesino de mujeres. Pensó Astraea para sí misma ante la reacción natural y real del chico ya que no detectó mentiras en sus palabras.
En ese momento, una Astraea menos sonrojada se giró y miro a Bell, solo para encontrarse con una situación en la que tuvo que volver a girarse porque sino se empezaría a reír de la ternura del chico.
Lo que encontró fue a un Bell hecho un saco de nervios, pareciendo que se iba a derretir en cualquier momento y sonrojado a más no poder, inclusive con algunas lágrimas en los ojos.
¿! Cómo puedes decirle algo así a una diosa a la que apenas conoces¡? Dijo Bell en su mente mientras se agarraba la cabeza.
Hehehe. Se rió un poco Astraea del chico.
¿Ehh? Preguntó extrañado Bell ante la repentina reacción de la diosa.
Es que no pude evitarlo, estabas tan gracioso después de lo que has dicho. Dijo Astraea con una gran sonrisa en su cara, la cual sonrojó a nuestro conejo gigante.
Muchas gracias por tus palabras Bell, estoy muy agradecida de que pienses que soy así de importante. Dijo mientras se secaba una lágrima de risa que le bajaba por el ojo.
Bell no aguantó más y se desmayó después de ver esa acción de la hermosa diosa que tenía delante.
!No Bell, no te mueras¡ Dijo la diosa mientras intentaba despertarlo.
Pasados unos días, Bell se empezó a sentir mejor y ya realizaba algunas actividades cotidianas, en ese.momento conoció a unos niños que ayudaban a la diosa Astraea en todo lo que podían y como no podía ser de otra forma, se encariño con ellos, incluso les contaba historias de grandes héroes y heroínas, y así vivió un tiempo en el pueblo, sin poder realizar muchas actividades debido a su lenta recuperación.
Un día, se encontraban Bell y Astraea haciendo las compras en el pueblo, pero el chico empezó a sentirse algo incómodo por que tenía una mala corazonada desde que se despertó temprano en la mañana, por lo que estaba alerta en todo momento.
Justo vio por el rabillo del ojo a los niños que siempre estaban con ellos jugar, y sus ojos de abrieron con gran sorpresa tras ver unos cuantos ojos rojos mirarles desde el bosque, todo esto mientras Astraea se acercaba a los niños, por lo que usó toda su velocidad para ir hacia ellos.
Justo en el momento en el que Bell iba a despegar, un lyzardman y dos hell hounds salieron del bosque, directos a atacar a la diosa y los niños.
¡Monstruos! Gritó un aldeano mientras todos los presentes se giraban hacia el bosque, y los niños miraba aterrorizados a los monstruos y Astraea se ponía delante de ellos y giraba la cabeza para no mirar.
Pero el tiempo pasaba y no pasaba nada, decidió abrir los ojos solo para ver la espalda de Bell delante suyo, estando entre los monstruos y ella.
Cuando Bell despegó, se puso en una posición en la que cubriera a los dos niños y la diosa, recibiendo así un golpe del hombre lagarto en el pecho, justo en la herida de las garras del dragón negro, mientras con su única mano agarraba las mandíbulas de un hell hound y recibía un mordisco del otro en el hombro del brazo que perdió .
Bell. Dijo Astraea con lágrimas de felicidad en los ojos, aunque también se preocupó por los golpes que recibió.
¿Que creían que estaban haciendo malditos? Dijo Bell mirando a los monstruos.
El hombre lagarto rugió ante el comentario de Bell, y los hell hound gruñeron, solo para que la cabeza del que Bell agarró explotara por la fuerza que ejerció en él, al ver esto, algunas de las personas presentes se sorprendieron por la facilidad con la que Bell destruyó a uno de esos monstruos.
Uno menos, faltan dos. Dijo mientras abría la mandíbula del otro sabueso del infierno con una sola mano y se la rompía, solo para después lanzarlo contra un árbol y que el monstruo desapareciera en polvo mientras rompía el árbol.
Al ver esto, el lyzardman intentó retirarse pero el brazo de Bell no se lo permitió.
Ya no eres tan valiente. Dijo mientras le rompía el brazo al monstruo y le estrellaba después la cabeza contra el suelo, desintegrado la monstruo en polvo y dejando su piedra.
Tras ese momento, Bell miró con indiferencia las piedras de las monstruos y se giró hacia la diosa y los niños, los cuales saltaron a abrazar a Bell y le agradecieron, mientras que Astraea le dirigió una mirada agradecida con alguna lágrima en los ojos.
Bell se acercó a ella y le dijo que se tenía que ir a la casa, que no se encontraba muy bien, la diosa preocupada le siguió sin que se diera cuenta ya que estaba demasiado centrado en llegar que en quien iba detrás de él.
Cuando entro en la casa, dejó la puerta abierta y Astraea entró detrás, solo para encontrar a Bell de rodillas en el suelo y tosiendo sangre.
!Bell¡ Dijo la diosa mientras se acercaba y le tumbaba en el suelo.
¿! Qué te pasa¡? Dijo la diosa asustando se por la sangre que estaba tosiendo.
No es nada, pronto se me pasará. Dijo Bell intentando tranquilizarla.
¿!Cómo que no es nada¡? Dijo la diosa mientras le miraba a los ojos.
¿!Que es, una enfermedad¡? Decía la diosa cada vez más asustada y con lágrimas en los ojos.
No es una enfermedad, solo un mal golpe. Dijo Bell con sangre en la herida del pecho.
Solo necesito descansar. Dijo mientras respiraba un poco mal.
¿!Cómo que no es nada, no ves que te podrías venir muriendo¡? Dijo la diosa mirando el pecho del chico.
En ese momento, Astraea sintió una mano en su mejilla.
No llores, una persona tan hermosa como tú no merece que esas lágrimas estropeen su belleza. Dijo el chico mientras sonreía y la diosa se sonrojaba algo, pero sin olvidar la situación en la que se encuentra el joven, pero ve una pequeña aura verde alrededor del pecho de Bell, mientras este se desmaya y le va curando poco a poco.
Astraea se pregunta que está sucediendo, pero ya actualizará el estado del chico cuando despierte, lo más importante era llevarlo a la cama para que descansará.
Al llegar y dejarlo, lo cuál no fue fácil para la diosa ya que ella no es tan fuerte como alguien con falna, se sentó al lado de él y le miró.
Cómo puedes ser tan tonto. Dijo mientras se sonrojaba un poco.
Hasta aquí el capítulo de hoy, espero que os haya gustado, pronto tendrán nueva actualización, espero que estén teniendo buenas fiestas y disfrutando de la familia y amigos, les deseo una feliz noche buena.



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La pérdida del conejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora