Había una vez en el mundo infernal, un pequeño búho que en ese mismo día iba a cumplir años, pero que su mismo padre Paimon le diría los planes que tenía para él que realizaría cuando fuera mayor.
Ya cuando estuvo frente a él estaba ansioso de saber lo que tenía el destino planeado para él, todo iba de maravilla, ya que estaba destinado al estudio de los cielos, constelaciones y profecías, además de otorgarle un libro, pero no uno cualquiera, sino que era un grimorio que le ayudaría para diferentes trucos mágicos como para transportarse al mundo humano para ese príncipe, pero esa frase que dijo su propio padre le dejo con cabizbaja.
- ¡Maravilloso! Por cierto estás destinado a casarte, una medida precautoria para mantener la familia. - dijo Paimon sacando de su capa una foto de la niña ave, que le podría ver cómo maltrataba a una de sus mascotas con sus propias manos, pero que a Stolas le dió miedo a ver esa foto - así que estás comprometido, ¡Felicidades! ¿No es adorable? - Tras esa noticia empezó a llorar el pequeño búho - que sonido tan molesto hijo ¿Porque no dejas de llorar como una perra? - hizo unas pequeñas palmadas sobre la cabeza de su hijo, sin éxito de que dejara de chillar, sin embargo vio a Alfred, por lo cual le dejo instrucciones - Llévate a este mocoso a su habitación o haber donde te lo llevas, pero que deje de llorar , que yo no tengo tiempo para lidiar con infantes.
- Pero señor, hoy es el cumpleaños del príncipe, no puede irse tan rápido. - Dijo Alfred.
- Lo siento Alfred, pero tengo otros asuntos más urgentes que atender a este chillón, por lo cual te lo dejo nuevamente en tus manos en calmarlo ¿Ok?
- Está bien su majestad. - Dijo desanimado, pero igual no le molestaba pasar tiempo con Stolas, ya que le agarro cariño, pero lo que no le parecía es que Paimon fuera un padre ausente y poco interesado en su propio hijo, aunque no le contradijo ya que solo era un sirviente, además que él no le iba a parecer que le diera consejos de parte de un imp.
- ¡Maravilloso! Sabía que podría contar contigo. - Fue ahí que se esfumó para desaparecer totalmente, fue ahí que Stolas dejo de soltar lágrimas, pero tenía un rostro depresivo.
- Alfred... - Dijo Stolas al imp.
- Si amo Stolas. - Escucho atentamente al búho.
- ¿Acaso no le importo a mi padre? Es que siempre se va del castillo, al contrario de mamá que anda aquí jugando conmigo.
- No es que no le importes, al contrario quiere lo mejor para ti al igual que tú madre .- Dijo Alfred intentando convencer al pequeño, siendo que realmente Paimon solo veía a Stolas como alguien quien iba a seguir su legado de los Ars Goetia. Pero al ver el rostro de Stolas quien solo miraba el libro que sostenía en sus manos, penso en una manera para distraer al príncipe con la idea de que olvidaré ese mal momento que pasó con su padre. - ¿Por qué no va al jardín a pasar un rato con tus queridas plantas?
- Está bien Alfred. - Dijo algo aún con tono desanimado, pero fue al jardín.
Pasaron unas horas en donde Stolas andaba regando y plantando unas nuevas semillas, pero aún seguía triste por todo lo ocurrido anteriormente.
" Cerdic, ojalá tuvieras piernas para que jugaras conmigo en este instante" Hablo el pequeño a una de sus plantas deprimido, pero en ese momento vio entre la flora un pequeño animal rojo con cuernos; " Ey, regresa" hablo el búho mientras lo seguía, pero el animalito se fue corriendo en sus cuatro patas hasta llegar a un agujero que por rara razón era del tamaño exacto del príncipe, por lo cual se le ocurrió la idea de meterse, pero inmediatamente cuando se metió, se cayó a lo que pareció un pozo profundo.
Lo raro del lugar es que tenía varios pasadizos, sin embargo logro ver nuevamente ese conejo rojo; "Espera" dijo el búho mientras corría, sin embargo sus piernas se estaban agotando de seguir al animal y lo perdió nuevamente de vista, siguió su camino, todo era muy oscuro.
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Stolas en Wonderland
FanfictionStolas desde que nació su vida ya estaba escrita, desde ser el príncipe de la familia Ars Goetia, casarse con alguien que no amaba y obtener un heredero, además de cumplir las altas expectativas de todos a su alrededor. Sin embargo el día de su c...