Masitas de sol.

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Le voy a cambiar
el nombre a la historia,
pasen ideas.

"Dazai, no la ponés más."

Bien, Edgar solo quería tomar un café y relajarse un toque, pero ahora estaba metido entre estos dos raritos.

"Callate, mala imitación de Santos."

¿Quién poronga es Santos? El que no lo sabe, directamente le falta cultura. Como a este pibe yankee, que ahora está que se duerme contra la mesa de la cafetería.

Se nota que no tienen clientes nunca y viven al pedo.

"Che, ¿vos decís que me combina más el negro? Siento que es muy básico, pero no sé."

¿Ranpo podía ver con los ojos tan entrecerrados? Era un gesto curioso, solo hacía notar lo largas que eran sus pestañas. Como su cabello, descuidado bajo una boina. Parecía suave al tacto.

"¿Sabés cómo levantar el look? Sacándote esas vendas de la cabeza, más otaku no te podés ver."

"No me ayudás en nada, hijo de puta."

Edgar suspiró y, por fin, decidió hablar.

"¿Para qué te arreglás?" su voz sonó ronca.

"Para ver al amor de mi vida, obvio. Ayer me pidió vernos en el ciber y no me puedo aparecer como un vagabundo."

Antes de que pudiera responder, la campanilla sonó. ¡Por fin! ¡Por fin un cliente nuevo!

"Hola, ¿cómo andan?"

Ah, no, solo la lesbiana de siempre. Yosano hizo sonar sus Mary Jane con cada paso que daba.

"Acá vino la alemana a hinchar las pelotas, Dios."

"Un gustazo verte también, eh"

Edgar se sentía fuera de lugar. Como una medusa en la barriga de una ballena embarazada.

"¿Querés una masita? "

Ignorando el quilombo que Dazai y Yosano empezaron a hacer, Ranpo se le acercó, con una bandeja en la mano.

"Las que hace mi papá son las mejores".

¿Que son las masitas? Poe no lo sabía, pero eran ricas, como unas galletitas un poco más gruesas y duras. Eran ricas, y se sentían cálidas.

"Gracias "

La mirada no mirada de Ranpo también era cálida, como una sábana secada al sol todo el día. Con ese olorcito a calidez total

Alfajorcito de Maicena || ranpoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora