7| ¿Que me sucede?

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Dios. Dame. Una. Señal.

No tenía idea de en donde me estaba metiendo. Si mis sospechas eran reales, ir a esta fiesta no era muy buena idea. Mi mente era un desorden. De hecho, desde que llegue al pueblo he tenido más sed que nunca. Ha sido toda una asaña controlarme.
Además, si son los Knight, no sólo mi pellejo es el que corre peligro, sino el frasco. Ellos lo tomarían si supieran de su existencia.

Pase los dedos por mi cabeza masajeando el producto con un delicioso aroma. Rosas. Las favoritas de mi madre. Ella siempre decía que le recordaban a mi. Tan hermosa como su flor, y tan peligrosa como sus espinas.

Salgo del baño cubierta con un toalla y me dirijo a mi armario.
Tome unas bragas y un sostén negros.

¿Que se lleva a una fiesta donde no conoces a nadie?

No le di muchas vueltas al asunto. Cojí unos jeans negros apretados, una blusa azul y unas botas negras. Delineé mis parpados con una fina línea negra, haciendo que mis ojos resaltacen aún más. Apliqué rímel y un brillo en mis labios. Seque mi cabello con el secador y lo dejé suelto. Estaba lista.

Baje corriendo las escaleras y tomé mi chaqueta.
Estaba por coger mis llaves cuando fueron arrancadas de mi mano. Lo había olvidado.

Papa.

-A donde vas?-dijo mientras se dirigía a la cocina. Su cabello negro azabache estaba corto. Llebava una camisa negra qu contrastaba con su palida piel, y unos texanos azules.

Y ahora que? Le diría que me iré con las personas a las que no quiere me acerque? Rayos.

- Saldré con unos amigos- dije mientras me apoyaba en la pared. Mentir se me daba de maravilla.

- Tan pronto?- preguntó irónico - No - sentenció.

- No, qué?- hablé.

- No irás, fin de la discusión- guardó las llaves en su bolsillo y cogió una botella.

- Por qu..- no logre terminar. Sacó la tapa y el olor me mareo. Me arrinconé contra la pared.

- Porqué? Por esto- dijo. Dejó la tapa sobre la mesa. - Crees que no me he dado cuenta como te pones? Tienes sed, y se nota. Como pretendes salir por ahí sin más.- exclamo. No podía hablar. - Recuerda que somos iguales Serena, y eres mi hija- dejó la botella en la mesada y se acercó. Me miraba con aquellos ojos que tanto odiaba. Preocupados.- A mi no me pasa como a ti. Mi sed esta controlada y sólo es una o dos botellas al mes- tomó mis manos- Tù has cojido dos en una semana- palidecí. Recién caía en cuenta de mis propia sed.

- Co-como es posible?- susurré. No entendía.

- Sólo hay una respuesta, y ya la sabes- Asentí. Dirigí mi mirada hacia aquella botella.- Tómala - dijo, y sin amparo la bebí.- Te he traído unas cuantas, a este paso necesitaremos más, mucho más - Vacíe el contenido en segundos. Podía notar los cambios. Mis ojos y oídos se agudizaron aún más. El sonido de una gotera en el primer piso, chocaba contra algún metal y luego caía al suelo. Podía ver un nido el la copa de una árbol de la cuadra siguiente. Sentí a el aroma a frecias del jardín. Era maravilloso.

-Cuanto durará el efecto?-pregunte. Volví a tomar una postura despreocupada y lo enfrenté.

-Creo que el efecto te durará entre tres o cuatro días. No lo sabría-

El sonido del reloj al marcar los segundos estaba taladrando mi cabeza.
Dios Santo, eran las diez.

- Bien, ahora debo irme. Debuelveme mis llaves- extendí mi mano.

- He dicho que no- dijo seriamente.

- Mira, ya sabes que estoy bien, me acabas de ver. Además eras tú el que quería que hiciera amistades, y a la primera que me invitan a una fiesta me dices que no!- exclamé. El me observaba. Bajé la voz.- Es mi oportunidad- y di en el clavo.

Con un suspiro sacó mis llaves del bolsillo. Las estaba por coger cuando las apartó.- A la primera me llamas, estaré en segundos- aclaró.

-Lo haré- cojí las llaves. Tomó mis manos acercándome a su pecho.

-Cuidate- beso mi cabeza y se dirigió hacia arriba.

Sonreí. Necesitaba respuestas, y las necesitaba ahora.

Según la dirección que me envió Paul, quedaba en la misma casa que Isa. El mismo camino de árboles y la misma construcción.

Dejé la moto delante de las escaleras y me saqué el casco. Se oían voces desde el patio trasero de la casa. Camine unos pocos metros hasta ver sombras y luces.

Una fogata se encontraba a las orillas del lago. Al menos quince personas la rodeaban. Isa hablaba animosamente con Travis y los dedos más chicos bebían y reian.

-Hey Serena-la voz de Paul me tomó por sorpresa. Llevaba una musculosa blanca, una camisa a cuadros y vaqueros.- Has venido - me sonrió amistosamente. Los demás siguieron con lo suyo, aunque eso no quiera decir que no supieran que haya llegado.

- Que hay?- dije.

Derrepente el aire cambio.

Agudice mis sentidos y lo sentí. Un casi imperceptible olor a pino. El sonido de unas ramas rompiendoce.

Alguien intentaba cambiar.

Paul intentaba distraerle pero lo oí todo.

Mi respiracion se aceleró. Mi piel comenzó a... a calentarce. ¡¿Que rayón me estaba sucediendo?!

Sentía... calor.

Entonces alguien gritó.

- Alex... ¡NO!- intente correr, pero me fue imposible. Lo último que senti fue un gran dolor en mi brazo. Mi cabeza chocó contra algo me perdí en la oscuridad.

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Hola chic@s!

Bueno, acá les dejo otro capitulo.

Un abrazo.

AR•

Multimedia: Papá de Serena Jonh

Híbrida: ReclamadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora