EPÍLOGO

6.4K 268 23
                                    

PARTE UNO

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

PARTE UNO

Enero 2024, República Dominicana

Nos quedamos unas cuantas semanas más en Nueva York, para poder hacer todos los trámites que permitieran dejar constancia de que Isabella es mi hija legítima y poder llevárnosla a nuestras vacaciones. Claro que, con la influencia de mi amigo Travis, eso no demoro demasiado como se supone que lo haría. Una vez que Nessien me otorgo la custodia y pude darle mi apellido, tramitamos su pasaporte y nos fuimos de vacaciones a un Resort en el caribe. Nos hospedamos en el Iberostar Costa Dorada.

—¿Te gusta? —le interroga Kerstin una vez que entramos a la suite.

Isabella observa con fascinación todo a su alrededor, mientras arrastra su pequeña maleta consigo.

—¡Me gusta! —exclama ella con una felicidad que es contagiosa incluso a kilómetros—. ¿Vamos a vivir aquí?

Kerstin y yo nos miramos sin dejar de sonreír.

—Solo por un mes —le responde mi querida esposa, quien camina hacia una de las camas y toma asiento.

—¡Es genial! —Isabella sonríe ampliamente, pero su sonrisa se desvanece de a poco.

—¿Qué sucede, hija? —ahora soy yo quien me dirijo a ella con preocupación, mientras cierro la puerta detrás de mí.

—¿Volveré a la escuela?

—¡Claro que sí! —afirma Kerstin—. Ven, siéntate aquí conmigo.

Isabella camina hacia donde se encuentra mi esposa sentada y ocupa el lugar que su mano ha palmeado junto a ella. Kerstin acaricia su cabello y luego la acurruca entre sus brazos.

—Entonces, ¿volveremos a Nueva York? —pregunta Isabella.

—¿Quieres vivir en Nueva York? —le cuestiono, al mismo tiempo que me acerco a ellas para tomar asiento también en la cama.

Isabella me observa algo confundida, con una mueca que denota algo de desagrado.

—Solo porque la tía Ness vive ahí, pero no me gustaría en realidad.

—¿Por qué?

—Porque me recuerda a mi... —sus labios se aprietan por unos segundos, como si no pudiera decir las palabras que pensaba—. A Alexa y a esa mujer a la que ella me obligaba a llamar abuela.

—Bueno —interrumpe mi esposa, mientras acaricia los brazos de la pequeña—. No viviremos en Nueva York, no te preocupes por eso. La tía Ness puede visitarnos a donde sea que vayamos a vivir, incluso hasta aquí mismo —sonríe.

—¿De verdad? —Isabella parece sorprendida y emocionada a la vez.

Mi esposa asiente con la cabeza y mi hermosa hija no duda en abrazarla fuertemente, al mismo tiempo en que le da las gracias. Kerstin me contempla con el rostro lleno de ternura y amor. Ver la increíble imagen de mi hija y mi esposa juntas me llena el corazón de la más sincera y grande alegría, porque a pesar de tantas desdichas, he terminado siendo el más afortunado esposo y padre.

Lacerante © [+21]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora