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No sabría decir cuánto tiempo había pasado con exactitud, pero Naruto solo estaba seguro de una cosa y esa era, sin duda, que no tenía ni el más mínimo deseo de separarse de su acogedora cama. Todavía debía de ser temprano, probablemente, se atrevía a suponerlo a causa de los débiles rayos de sol que chocaban con su ventana y que, a su vez, eran eficientemente contrarrestados en su mayoría por sus cortinas, lo cual no era una tarea demasiado complicada, el otoño ya había acabado de asentarse, por lo que días parcialmente nublados como aquel no eran nada fuera de lo común.

Aquel era ya el tercer día de su ansiada semana de libertad, no solo de la agobiante secundaria, sino también de sus rutinarias clases de música, por ende, no había visto a Jiraiya desde que se despidieron al culminar su clase el viernes pasado... tampoco había podido ver a Sakura desde entonces. Al inicio no se había percatado de ello, pero ahora podía decir que, a pesar de los pocos días que habían pasado, echaba de menos hablar con Sakura, así como también emplear aquellas ágiles escabullidas para verla sin que nadie se percatara, sus momentos juntos eran breves, pero valiosos, aprendió a atesorar aquellos minutos de cada día como momentos en los que podía desconectarse de la realidad.

Puede que solo hayan pasado tres insignificantes días, pocos eran los que restaban para que todo volviese a la normalidad, pero fueron esos tres días más que suficientes para desbaratar su ajetreada rutina, ya no estaba yendo de un lado para otro sin cesar hasta caer la noche, ahora era como si no supiera en qué invertir todo este tiempo que le fue otorgado. No es que le disgustase, el cese de sus clases era algo que realmente agradecía, era un buen respiro, pero tampoco es que su vida al interior de su hogar cambiase demasiado, sus padres no iban a preocuparse más por él solo por estar un poco más de tiempo en casa.

Naruto no quería moverse de su sitio, no si eso significaba perder la posición perfecta en la que se hallaba recostado, yacía boca abajo y con el rostro enterrado contra la almohada, la cual estaba siendo presionada por debajo de su cuerpo, permaneciendo, además, cubierto por las cálidas sábanas hasta el cuello, casi rozándole los labios, brindándole de este modo un reconfortante calor que se le calaba hasta los huesos, haciéndole aún más difícil considerar siquiera la idea de pensar en levantarse pronto de su colchón.

Tal era su comodidad que Namikaze no pareció percatarse de cómo la puerta de su habitación estaba siendo cerrada del mismo modo en que fue abierta, con cautela, procurando hacer el menor ruido posible para no perturbar su sueño.

¿Eso quería decir que alguien estaba ahí con él en esos momentos? Sin duda tenía que ser el caso, ¿era acaso su madre?, probablemente no, si hubiera sido ella habría entrado sin mayor cuidado y lo obligaría a levantarse, rebosando energía a través de su cuerpo en el proceso. Había demasiado silencio como para ser su madre, Naruto se habría volteado sobre su espalda para dar con la persona que ahora le hacía compañía, pero su pereza fue tal que su cuerpo estaba rehusándose a colaborar, además, su cerebro aún no estaba del todo despierto como para reflexionar demasiado al respecto.

–¿Cuánto más piensas seguir dándome la espalda? Sé que no estás dormido. –Espetó aquella persona, sin obtener respuesta del rubio recostado sobre la cama. –Hey, Naruto.

Naruto no se inmutó, a pesar de aquellos constantes llamados optó por ignorarlos y se aferró con aun más fuerza a la almohada que yacía bajo su cuerpo, esperando recobrar el sueño al abrazarla. No obstante, acabó de poner los pies sobre la tierra cuando un fuerte golpe fue a parar en contra de la parte superior de su cuerpo, haciéndolo saltar del susto.

–Oye, ¿¡y eso por qué diablos fue!? –Espetó, girándose de forma inmediata en dirección a quien debía de estar a sus espaldas. Ahí de pie estaba Shikamaru, mirándole sin mayor expresión alguna en su rostro mientras sostenía entre sus manos una de sus almohadas, lo cual lo llevó a deducir que aquel fue el objeto utilizado para darle el susto de su vida. –¿Era realmente necesario que me golpearas con una de mis almohadas?

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⏰ Última actualización: Dec 26, 2023 ⏰

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