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Con apenas abrir la puerta de la casa, el olor a piña dulce invadió sus narices y por ende también su curiosidad.

—¿Qué wea le pasai a Missa po'?. - dejo las cosas en la sala.

—Es mejor preguntarle ¿no?, digo, no soy adivino como para saber.

—¿Estara despierto?.

—No se, - alzó los hombros - Vamos a ver.

Se dirigieron al cuarto de azabache con cuidado de no hacer mucho ruido, tocaron pero al no tener respuesta abrieron la puerta y se acercaron al mayor que dormía con peluches, parte de sus pertenencias en la cama como si fuera un nido, escuchando un ligero ronroneo por su parte.

—Con que aquí estaba mi sueter. - lo señaló.

—Y mi gorro... Ratero.

—Creo que es mejor idea irnos weona, el olor es mucho y este no se que teni.

—Buen punto Phillip, amonos.

Antes de que ambos se fueran, el Omega se aferro al brazo de la Alfa y la jalo con en a la cama para abrazarla, ella se quedó como piedra pues este no dejaba que se fuera, con solo mirar al chico este entendió que le debía ayudar a salir por lo que la sujeto de uno de sus brazos y la empezó a jalar pero era en vano.

Ella no se quedaba atrás pues también trataba de despegarse del Omega ya que este pegaba su aroma en ella.

Quédense aquí. - era el azabache.

Apenas escuchar la voz del otro estos se sintieron raros, recordaban al pie de la letra que en más de una ocasión (aveces accidental, aveces no) escucharon y fueron mandados por la "voz" de sus padres al ser Alfas pero esto era diferente en cierto modo; mientras que esa los ponía tensos, esta voz los doblegó sin problema alguno, como si una orden sutil fuera.

Por favor quédense aquí, los dos quédense aquí. - solto a la cicatriz y se abrazo a sí mismo por el dolor.

—Missoki no creo que...

—Sea buena idea, ocupas descansar y-

Solo un momento, solo un momento por favor.

Se miraron entre sí, aceptaron la petición del mayor; ella estaba de frente y el chileno en su espalda para abrazarle, dejar de contener sus feromonas para que se mezclarán con las de piña, aunque apretaban sus mandíbulas con fuerza al sentir el palpitar en sus colmillos al estar cerca del cuello del mexicano con cada momento.

Un mal momento, una acción por instinto.

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Gracias a dios ese no era un día con mucha clientela y por ende podía faltar al trabajo, si bien no era mucho lo que hacía en sus momentos de soledad, este le gustaba esta dibujando y escuchar música; ahora entendía el por qué a su hermano le gustaba ese jardín, tenía una gran variedad de flores y el estaba entre los narcisos rojos con blanco, eran raros y bellos a su parecer.

Aun tenía en duda el por qué ese par de Alfas estaba en la casa de su hermano, el por qué este tenía otro vaso con fresas, el por qué no les echo si sabe su condición.

—Disculpe señor, ¿sabes donde esta la cafetería?. - esa no era su voz.

Dejo su dibujo y lo miro; cabello negro y largo hasta la media espalda, ojos caídos de tono oscuro y piel un tanto tostada, delgado y ropa negra excepto la camisa de la escuela que daba a conocer que era Alfa.

¿Amor o Confusión? // Mr.Phissa / Missafer / ¿Phissafer?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora