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Lee Cha won; El reflejo de tus ojos

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Un pequeño ruido me hizo despertarme en medio de la noche, no eran más de las tres de la mañana cuando abrí la puerta de la habitación con mucho cuidado. La linterna de mi teléfono se encendió al instante cuando lo agité, dejándome ver lo que tenía enfrente.

Caminé hasta la cocina, observando cautelosamente a mi alrededor para asegurarme de que no había nada que pudiera asustarme. Al llegar hasta la barra me encargué de servirme un vaso de agua para refrescarme un poco.

Últimamente estaba llevando a cabo la misma rutina, me levantaba en la madrugada sólo para tomar algo antes de ir hacia el balcón sin la mínima intención de reconciliar el sueño. Mi dificultad para dormir estaba empeorando con el pasar de los días, solo me quedaba allí hasta que el sol empezaba a salir para indicarme que debía iniciar con mis actividades diarias.

Me encaminé hacia el pequeño balcón como ya era costumbre, sólo debía dar unos pasos antes de pisar el suelo indicado. La vista era buena, sobre todo cuando el único sonido que abordaba las calles era el silencio.

Apoyé mis codos en el barandal, observando la carretera vacía mientras mi mente volvió a traerme múltiples recuerdos que llegaban como un pinchazo hasta mi pecho.

Volver a Corea era algo que anhelaba, más no sabía lo que podía causar en mi.

Ahora lo sé, el sentimiento de vacío que tenía en el pecho era algo que no podía ignorar desde que había aterrizado a pesar de estar con mi hermano me hacía falta mucho más que eso para estar completa.

Cerré las puertas de cristal que separaban el balcón y la sala antes de sacar un encendedor que traía junto a un cigarro un poco arrugado. La costumbre de fumar cuando mis pensamientos se apoderaban de mí era algo fijo, pero en realidad nada habitual.

Mi teléfono se iluminó con una notificación, indicando que un mensaje había llegado o que simplemente alguien más me había empezado a seguir en redes. Al entrar a Newstagram pude observar que era alguien subiendo una foto después de mucho tiempo inactivo.

El corazón se me aceleró al verlo reflejado en mi pantalla.

No había cambiado nada, siempre había sido un chico muy atractivo a los ojos de todos y la única diferencia era que habían pasado algunos años que se empezaban a notar en la madurez que reflejaba. Su cabello estaba peinado perfectamente, sus ojos se enfocan en un lugar alejado y su perfecto perfil quedaba como el mejor cuadro que podía mostrar.

No tenía tan claro que me seguía gustando, al menos no hasta ahora.

Al levantar la mirada pude notar que el sol empezaba a ponerse y debía llamar al asistente de papá para que trajera mi uniforme escolar. Le di al botón de llamada mientras entraba al departamento con cautela esperando su contestación que se dio solo unos segundos después. Luego de pedirlo, me adentré en la cocina para hacer el desayuno, había múltiples ingredientes que podía utilizar para un plato delicioso y nada me emocionaba más que poder sorprender a Su-ho.

Me dediqué a cortar el pepino, agregar los ingredientes que le darían el sabor que quiero justo antes de sellar todo con Gochugaru para servirlo en dos platos diferentes e ir a despertar a la bella durmiente.

Quedate conmigo (Han Seo Jun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora