Prologo

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El sistema solar.

Un lugar, igual al de millones de sistemas de planetas rodeando una estrella, donde la salud mental es una prioridad, no es facil ser un planeta, ¿Alguna vez te has imaginado lo que es estar en un mismo lugar todo el tiempo?

Sin conocer a nadie, sin poder salir por qué estás condenado a seguir un "camino" una danza eterna, al rededor de una estrella gigante, que puede matarte y está completamente inestable como tu, y otros planetas que no te debes ni llevar bien por qué no les importa, están tan ocupados en salir de su mundo de locura que se volvieron completamente desquiciados, la oscuridad eterna y el sol siendo la simple luz de ahí, no puedes sobrevivir sin el sol.

Pierdes el momento, la realidad, quieres salir de donde estás, estar tan lejos de los planetas que te cansa el hecho de querer ir a mínimo saludarlos, lo que te deja completamente solo en tu órbita, sin nadie con quien hablar, con quién expresarte.

Alguien a quien manipular.

La adrenalina de querer tirarte hacia el sol para morir, ya no sufrir, simplemente quieres morir para no seguir viviendo está tortura, tortura que no tiene fin ni comienzo, es simplemente lo mismo.

Cada
Maldito
Día,
Semanas,
Meses,
Años,
Decadas.



- "No puedo vivir asi..." - Pensó el pequeño planeta con vida, mirando hacia el sol y su mente pensó por un momento, ¿Debería hacerlo?

No, no tiene razon Alguna, es de los únicos pocos planetas que le quedan cordura, Debajo de el estaba su luna, y debajo de su luna, Jupiter y agradecía que fuera asi, por que el resto de sus "amigos" eran unos inestables.

Venus era una bestia, no podías acercarte a él por qué si quiera lo mirabas de lejos iba a intentar matarte con sus propios dientes, no sabía hablar siquiera o tenía otro pensamiento que no fuera matar.

Y luego estaba marte, alguien que era un obsesivo con el orden, y a pesar de que era algo "amable" parecía un loco que hablaba rapido, no soportaba verte en su territorio o tocar sus cosas, era casi lo mismo que venus solo que el si sabia hablar.

Y luego mercurio, ese ni siquiera se movía solo te miraba fijamente para imitar tu siguiente movimiento "prepararse" para tu siguiente acción. Literalmente no hacía nada, era como una roca que fue atrapada por la gravedad del sol, muchas veces sospecharon que estaba muerto pero era imposible.

Y algo triste, es que esto tenía una razón y era por qué es el juguete anti-estres del mismo sol.

A veces nuestro querido planeta deseaba que sus amigos fueran como el, estables, aún que ya tenía a luna le partía el alma verlos a todos los planetas cercanos a el, sufrieran por culpa de un sistema, cosa que no tenían otra opción que seguir.

- Tierra... - Llamó su pequeña luna a su planeta. - ¿crees que algún día está tortura acabará? ¿Haremos algo nuevo? - Pregunto la luna acercándose al hombro de su planeta para abrazarlo.

- Oh lunita, no lo sé la verdad...pero creo que... - Mira hacia donde estaba la órbita de su "amigo" marte, del cual no había rastro, fijándose en la órbita del gigante gaseoso que si podía visualizar.

"Tengo una idea."

Júpiter estaba acomodando un poco sus libros, mientras sus lunas solamente observaban, la verdad sus pobres satélites no tenían otra cosa que hacer que no fuera orbitar, Júpiter sentía lástima de esto pero ellas no aprendían de que podrían ser independientes por si mismas. Pero las lunas no lo entendían, era como si siempre fueran bebes, o sus pequeños esclavos que solo sabían escuchar y cumplir.

𝑷𝒔𝒊𝒄𝒐𝒍𝒐𝒈𝒐.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora