Siete

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Este capítulo toma temas delicados, No buscan ser normalizados.

Luna buscaba y buscaba, incluso rompía los asteroides, con la esperanza de que su planeta se hiciera pequeño y escondido dentro de las rocas espaciales, pero no. Llevaba horas haciendo lo mismo que parecía rutina diaria.

Tiro el asteroide con fuerza y jalo sus cabellos desesperado, tirando espuma de su boca y los ojos llorosos, su garganta dolía de tanto gritar de la ira y pánico, en su mente estaba que su planeta era secuestrado por quien sabe quien, un planeta errante o uno gigante lo estaba torturando.

Sea lo que sea, pase lo que pase, iba a encontrarlo, aún tenía fe que estaba vivo en algúna parte, cuando lo encontrará volverían a su órbita a estar felices y no le permitiría salir más por su bien, no dejaría que tenga esas ideas locas en su cabeza, ideas que provocarán una situación como está.

El pequeño satélite continuo su búsqueda, limpiando la espuma en su boca y continuando su viaje, con esperanzas de que su querido tierra estuviera cerca o lejos de su órbita.

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Un planeta estaba buscando a dos más, uno de palidez, pero saturado a la vez, sus ojos amarillos y tristes pero se veía su profundo odio y rabia en sus ojos, como dos llamas que no podían apagarse ni con el agua.

— ¿¡DONDE ESTAN!? — Grito el gigante anillado con sus dientes filosos, mirando hacia todos lados buscando señal de los dos gigantes.

El azulado estaba delante del celeste, protegiéndolo de la ira que estaba pasando afuera, estaban en el cinturón de asteroides. Estaban protegiendo a sus lunas de las garras del ya mencionado, el que los buscaba desesperadamente.

El azulado no soporto más esto, y decidió salir mostrando su valor ante el gigante anillado, quien lo vio casi al instante. Este al no ver a los dos gigantes juntos o con lo que de verdad necesitaba, su enojo aumento rechinando los dientes yendo hacia el gigante azulado a gritarle a su cara.

— ¿¡Y LAS LUNAS!? — Le grito en la cara apenas llegó, neptuno cerro los ojos con fuerza ante esto, no lo reflejaba pero tenía bastante miedo.

"...No se de qué hablas."

Respondió el gigante azul, mirando hacia otro lado disimulando, Saturno quedó en shock está respuesta.

Descarado...es hora de que me paguen. — Dijo el gigante anillado mostrando su mano con intención de que le den algo.

Neptuno inflo sus mejillas y escupió directo a la mano del más alto, Saturno con asco y confusión apretó su mano en un puño, que fue directo a la cara del más pequeño.

El celeste casi grita, su amigo empezó a ser golpeado por el maldito piscopata que buscaba a sus lunas, las abrazo con fuerza y las pobres lunas de ambos lloraban desesperadas al ver cómo su planeta era golpeado por el gigante anillado que se puso encima de el.

— ¡ME DAS ASCO! — Gritaba golpeando con más fuerza al pobre planeta, causándole una cicatriz en su ojo por sus manos llenas de hielo.

Aumento cada vez mas la fuerza del asunto, saco una navaja afilada, una que de mando era decorada con sus mismos colores.

Miro con psicopatía a su "amigo" y la alzó sobre su cabeza lo suficiente para poder hacer un buen corte, una apuñalada sin oportunidad de ser sanada.

𝑷𝒔𝒊𝒄𝒐𝒍𝒐𝒈𝒐.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora