Seis

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Neptuno estaba mirando ese pequeño juguete de hule que aplastaba en sus manos sin mala intención, pero amaba el ruido que hacía, el juguete agonizaba de dolor o eso pensaba el azulado, lo apretaba tan fuerte, pero para el solo era un simple pellizco para estos delgados brazos, el juegute era tan lindo que no quería romperlo, y tampoco iba a hacerlo pues es de su querido psicólogo.

Abrazo el juguete con cariño como si fuera el planeta con el que se obsesiono enfermizamente. Se sentía tan culpable de que se haya ido, nunca se sintió así por nadie ni siquiera urano, o ya lo habían olvidado sus sentimientos cálidos y puros, el pequeño se tardaba mucho en volver y lo estaban extrañando demasiado, Urano lo entre buscaba por los asteroides, arrepentido de haberlo lastimado y asustado.

No creerían que el pequeño se iba a enojar tanto por una simple libreta, libreta que era de Júpiter, espera...¿Júpiter?, mierda hacia tiempo no escuchaban ese nombre, y aún que recordaban su existencia no les importaba para nada ese maldito. Incluso una vez hicieron un muñeco dedicado a el, pasaron horas, días haciéndolo solo para al final descuartizar el pequeño peluche esperando que este se muriera como los muñecos vudú.

Pero lamentablemente no funcionó, pero les hubiera gustado que fuera así, le tenían respeto y todo por eso casi nunca iban a verlo, de hecho llevaban millones de años sin verlo pero les gustaba que fuera así, que el mayor les tuviera miedo y asco, no tendrían que ensuciar su órbita con la asquerosa presencia del mayor.

"No va a volver..."

Dijo Neptuno con su voz quebrada y abrazo aún más el jueguete, estaba tan arrepentido, quería que el menor apareciera y pedirle disculpas por la estupidez que hizo, solo para que no esté más enojado con el.

Urano pensaba lo mismo, observó su mano que aún tenía la marca de los dientes de tierra y sonrió, ama este pequeño regalo que le hizo el menor, desde ahora nunca podrá olvidarlo si es que aparecía claro. Tomo su pecho y lo apretó con fuerza sus ropas, la delicada tela quería romperla, su ira era tanta de encontrar al menor y darle una pequeña lección eran grandes, sus pensamientos cambiaron muy repentinamente tanto como los de el, como los de Neptuno.

_____________

— ...Mu-muy bien tierra, ¿te quedó claro? — pregunto Titania mientras observaba la escena desde lejos en el cinturón de kuipee, los dos gigantes de hielo juntos en la órbita del azulado, era el momento perfecto.

— Si. — asiente seguro de si mismo, aprieta su pecho con fuerza, está asustado pero no lo hacía ver, Solo quería que este plan funcionará.

"Oye Titania..."

Dijo otra vez el planeta con vida, la satélite lo miro curiosa ¿Tenía alguna duda? ¿No le quedó claro el plan?, Tierra rueda un poco la mirada dudando si en preguntarle, pues desde aquí reconocía el rencor que debía guárdarle los satélites a los dos planetas.

— ¿...Siempre....fueron así? — Listo, lo dijo, cerro los ojos con fuerza esperando el odio de la satélite, pero no recibió nada de eso.

— ...¿Por qué quieres saber? — Tierra abre los ojos con sorpresa, mirando al satélite que tenía una mirada algo confundida por la pregunta.

— ...Es que...Y-yo...vine aquí por eso. — Mira a los dos gigantes de hielo de nuevo, estos estaban esperando algo pero no sabían que.

O eso creía tierra...

— ...No. no siempre fueron así. — esas palabras impresionaron a Tierra, ¿Hubo un momento donde no estaban locos?

𝑷𝒔𝒊𝒄𝒐𝒍𝒐𝒈𝒐.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora