Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Kishimoto. La historia es de College n Curls.
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Ser lejanos
—Oh, hombre, no puedo esperar a que terminemos la caminata. Creo que se me van a caer los pies.
Hinata apretó los labios y se concentró en el camino que tenían por delante. Las puertas de Kumo se hacían más grandes a cada paso y, aunque el final de su viaje estaba a la vista, su ansiedad iba en aumento. Los shinobi de Kumo eran sus aliados.
—También he oído hablar de una posada que es muy bonita.
No la atacarían. No buscarían sus ojos después de la tentativa paz por la que tanto habían luchado. Kakashi no la enviaría a un lugar que le haría daño. Pero era una kunoichi. El peligro venía con el oficio. Hinata se tragó los nervios y aceleró el paso. De nada le serviría preocuparse. Además, podría protegerse si llegaba el momento.
Hablando de tiempo, habían tardado un poco más de lo debido en llegar a Kumo, ya que había muchos lugares que Chōji deseaba visitar. En tiempos de paz, habían surgido muchas tiendas y restaurantes interesantes. Todos ellos tenían mérito por derecho propio y si la mitad de su mente no estuviera en otra parte hubiera disfrutado más del viaje. Una parte de ella se sentía mal por haber sido una compañera poco amistosa para Chōji, pero ansiaba el silencio.
No quería entretener a nadie con conversaciones sin sentido. Si alguien hablaba, sobre todo si no era a menudo, sus palabras deberían tener más peso. Las cosas que no se decían también tenían un significado. Ya fuera en el silencioso barrer de una escoba o en el roce de un brazo contra el suyo mientras estaban sentados... Hinata sacudió la cabeza. No era el momento de perderse en los anhelos de su corazón.
—¡Hemos llegado!
La Hyūga asintió ante el innecesario anuncio, aunque el entusiasta anuncio de Chōji contrastaba con lo que los rodeaba. Los guardias de la puerta estaban tensos con su llegada, como era de esperar con desconocidos, pero cuando ella fijó la mirada en ellos, sus manos se crisparon en busca de las armas ocultas en sus cuerpos. Nadie hizo un movimiento que pudiera considerarse sospechoso, pero la ansiedad que sentía antes adquiere un justificado matiz.
Por suerte para ella, justo cuando llegaron a la puerta, un pelotón de tres se les acercó y los guardias giraron la cabeza. El primero en llegar hasta ellas fue un hombre de piel oscura, cabello platinado y actitud osca. Las siguientes fueron sus dos compañeras y aunque su humor era mejor que el del hombre. Chōji no pareció darse cuenta de la tensa atmósfera que los rodeaba. En lugar de eso, simplemente saludo a los tres como si fueran viejos amigos.
—Ha pasado mucho tiempo Chōji —dijo la rubia mientras la pelirroja ponía los ojos en blanco.
—Tenías que haber llegado hace tres días.
—Le dije que probablemente te perdiste y moriste. Ese era el resultado más probable —comentó el hombre de cabello platinado.
Hinata sintió un tic en el ojo y Chōji simplemente se rio y se rascó la nuca. Esto ya se estaba convirtiendo en una visita poco estelar.
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Objetivamente hablando, Kumo era una... Bonita aldea por lo poco que había visto de ella de camino a la torre del Raikage. Desde allí se reunieron con el Raikage Killer Bee, un hombre del que Naruto había hablado muy bien y ella podía ver por qué. Era bastante divertido y bullicioso. Durante la breve reunión en la que le entregaron el pergamino de Kakashi, hizo todo lo posible para que se sintieran bienvenidos. Bueno, él... Y el equipo Samui, aunque muy a su manera.