Capítulo 17. Christian

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No está en la cafetería.

Su oficina también está cerrada, y por cómo luce desde la ventana, diría que no ha estado aquí en un par de días.

—Solo queda un lugar más para buscar. —digo, trazando un nuevo plan en caso de que haya decidido volver a Portland—. Su apartamento. Luego la casa de sus padres.

No tengo qué decirlo, Taylor porner el auto en marcha y se dirige a Piket Market. Estaciona en la acera a unos metros de distancia y bajo.

Cuando estoy frente a su puerta, intento escuchar si algún ruido proviene de adentro, pero como no estoy seguro golpeo la puerta muy fuerte. Antes de que pueda llamar otra vez, se abre.

Por la abertura puedo ver la mitad del rostro de Anastasia, llevando una esponjosa bata de baño. Sus ojos se abren grande cuando se da cuenta que soy yo. No digo nada, empujo la puerta suavemente para que podamos tener esta conversación en privado.

—¿Te enteraste? —es lo primero que me dice.

—Está en el jodido periódico, todo el maldito Seattle lo sabe.

Giro para prestarle atención y es entonces que percibo su expresión completa: un desastre lloroso de ojos hinchados y rojos, rostro pálido y nariz rosada. Las palabras salen con pequeños hipos.

Oh, carajo. —cierra la puerta y se dirige a la encimera de su cocina donde estaba preparando una bebida.

La sigo solo para asegurarme que no está bebiendo café o huyendo de esta conversación.

—Estás embarazada. —digo solo para confirmar y que ella explique, pero no lo hace—. ¿Es mío?

Sus ojos azules se llenan de lágrimas antes de mirarme.

—Si.

Maldición.

Estaba seguro que nunca tendría hijos a quienes heredar mi genética jodida, ¿pero esto? Ni siquiera tengo opción. Si ella quiere tenerlo, haré mi parte. Sus palabras me sacan de mis pensamientos.

—Elliot y yo nunca... —se interrumpe, luego hace un gesto—. Nunca tuvimos sexo, solo he estado contigo. Eres el único.

Una sonrisa victoriosa se estira en mis labios porque lo esperaba. Pero que se haya mantenido en abstinencia desde Portland me causa una gran satisfacción.

—Déjame adivinar. ¿Te guardadas para el matrimonio? —le doy algunos segundos para que responda antes de seguir hablando—. Aunque déjame decirte, nena, que es un poco tarde para eso.

La incomodidad le cruza el rostro, luego las lágrimas vuelven a aparecer y de derrumba sobre el banquillo de la barra. Le doy espacio para que se tranquilice antes de acribillarla con mis dudas.

Le toma varios minutos y mucho valor comenzar a hablar.

—Fue idea de Kate. —¿Quién carajos es Kate? No interrumpo para que siga—. Ella lo conocía de antes, no pregunté exactamente cómo, pero se reencontraron cuando ella fue a entrevistarlo para el Seattle Times.

Si, el cabrón ha estado en muchos artículos desde hace tiempo, la mayoría de ellos eran sobre sus aventuras de una noche con las mujeres de la alta sociedad de la ciudad.

—¿Kate?

—Katherine Kavanagh.

Oh, otra de sus conquistas sin duda. Conozco a Eamon, pero nunca me he involucrado en ninguno de sus eventos. Su hija debe ser una pesadilla igual a él.

—Fue idea de ella, ¿Qué?

—El acuerdo.

Jodidamente lo sabía, tenía razón. Lo supe desde que Welch envío el reporte sobre Raymond Steele y su pobre negocio en banca rota, hasta que el nombre de Construcciones Grey se involucró y tuvo un ascenso meteórico.

Tomo asiento en el banquillo más alejado de ella, mi furia comienza a agitarse dentro de mi poco a poco.

—Continua.

Sus ojos son temerosos cuando me mira, pero vuelve la vista a la taza entre sus manos.

—Kate sugirió que Construcciones Grey podría colaborar con la empresa de mi padre, así fue como nos conocimos. Pero todo cambió cuando Elliot compró la empresa de mi papá. —un ruidoso suspiro y más lágrimas—. Al principio estábamos felices porque todo iba muy bien.

—¿Qué cambió?

—Tú.

Mis cejas se fruncen en confusión. ¿Por qué estoy involucrado?

—Tu nombre surgió en una conversación y Elliot me propuso un trato. Dijo que me dejaría comprar de vuelta la empresa de mi papá si lo acompañaba a algunos eventos como su novia.

Eso debió ser hace meses pero nunca lo noté porque en realidad mi hermano nunca fue importante en mi vida después de que se volvió tan competitivo.

—Lo del matrimonio no estaba planeado.

Mis ojos y mi atención vuelven a ella rápidamente. Jodido Cristo, hay más de Elliot en este asunto.

—¿Cómo pasó?

Las lágrimas han terminado y su mirada se fija en mi, incluso puedo ver un poco de ceño fruncido.

—Creo que lo hizo por ti, sé que me está utilizando para llegar a ti, pero aún no sé de qué forma. ¿Como un trofeo? No lo sé.

—Una maldita distracción, eso es lo que eres. —gruño, molesto conmigo por no haberlo visto antes—. Me refiero a que Elliot se dió cuenta de que eres más para mí y caí en su juego.

Ni siquiera voy a tocar el tema de Taiwán, o de como he estado perdiendo reuniones y contratos por seguir a Anastasia, por tenerla.

Agh, carajo. Mi puto hermano la usó como un pedazo de carne y yo corrí directo a la trampa. Y he perdido algunos millones en el proceso. Supongo que era eso lo que quería.

—Pudiste decirlo desde el principio, te habría escuchado. ¿Qué cambió?

Ella niega antes de apartar definitivamente la taza de lo que en realidad parece té.

—El bebé lo cambia todo. Dios... —sacude la cabeza y las lágrimas aparecen de nuevo—. Está enfadado por el embarazo y ahora jamás recuperaré la empresa de mi papá. La única forma es que me case con él y finjamos que es suyo.

Eso no está pasando.

—Sobre mi maldito cadáver. —gruño de nuevo—. Si Elliot está haciendo todo esto por mi, no dudará en lastimar a ese bebé.

Simplemente no sabía que era así de rencoroso. ¿Usar a Ana? ¿A un bebé no nacido? ¿A Raymond Steele?

Eso es jodido incluso para mí.

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Capítulo nuevo 💙

Saluditos 🙌✨

El Otro Grey (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora