8.Codigo rojo

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                                                                              Winnie wood

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                                                                              Winnie wood

El sol brillaba en lo alto en plena primavera, era obvio que el sol estaba en su máximo apogeo, pero era horrible, hacía que mi piel se sintiera caliente y chicloso y algo sudada era asqueroso. Pero era signo claro de la temporada dentro de mí, maldecía haber nacido en estas fechas, podía sentir mis mejillas ardiendo y podía asegurar que estaban rojas.

     —Lindos lentes.—Una voz se hizo presente detrás de mí.—Y bonito pijama.

Murmuró algo inaudible mientras volteaba el mismo chico de la vez pasada.

     —Gracias.

      —Qué suerte tengo de ver a una nueva superestrella de redes sociales en pijama paseando su perro.

Me que de pensando un poco en sus palabras, mi cerebro en las mañanas no suele funcionar bien y si sumamos los efectos de la resaca.

     —Creo que estás equivocado, me estás confundiendo con alguien más.

     —Oh, no creo que el revuelo de cierta red social en solo horas pueda asegurar que es el escenario hacia una futura estrella, aunque es una lástima que tengas pareja.

Entre de nuevo al edificio pensé que definitivamente ese chico estaba equivocado, pienso que definitivamente ese chico me estaba confundiendo con alguien más.

Sentada en un taburete y con más sueño que otra cosa me planteaba toda mi vida y cada suceso extraño de mi vida, mi cerebro no trabaja bien definitivamente por las mañanas y el desconocido de hace apenas 10 minutos me había dejado pensado. Soy una estrella en ascenso en una red social que es absurdo.

"Estúpida, eres en una clase de escritura."

Recuerda que Winnie trata con amor lo que piensas.

"Cariño mejor, recuerda que sí estás siendo una estrella en ascenso."

Bueno, pero en pareja bu que mentira más grande.

     —Odio mi vida.—Murmuró mientras echo mi cara en la isla, pegado mi mejilla al frío vidrio.—Duele.

    —Pensé que tendrías un poco más de aguante.—El chico cocinando pasa un vaso de una cosa asquerosa enfrente de mí.—Aceptaré que tenía un poco de fe.

     —igh esa cosa se ve asquerosa.—Con mis dedos trato de alejar el vaso. -- para ser mi primera vez no me quejo, estoy orgullosa de mí.

     —Carajo era tu primera vez tomando.—Su cara de asombro no me parece cómica gracias al dolor en mi vientre bajo.—Debiste haberme dicho antes.

     —No lo creí importante.

     —Bébelo, no sabe tan mal como se ve.—Vuelve a poner el vaso enfrente de mí.—Debiste, decírmelo, no te hubiera dejado que te tomaras casi dos botellas de Vino en tu primera vez.

Hasta Que La Pandemia Nos SepareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora