4.Reglas

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                                                                         Winnie wood

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                                                                         Winnie wood

Doy vueltas en la habitación sin parar, no quiero salir de esta habitación, me niego a hacerlo.

Pero esa idea se va de mi cabeza con el gruñido de mi estómago. Odio mi vida porque esto me tenía que pasar.

Mi buena suerte era que había acabado dos semanas viviendo con un individuo sin ningún malentendido o roce había sido mucho existo para mí.

"Sal de mar nos dicen"

La vergüenza no salía de mi sistema, sabía que lo había ayudado a entrar y muy seguramente sabía que lo había golpeado. Él podía echarme de aquí y tenía una muy buena razón para hacerlo. ¿Qué haría si me echa?

Respire y exhale no lo haría, ¿verdad?

El gruñido de mi estómago no me dejaba pensar, al paso malo, buena cara, ¿así era el dicho?

Baje las escaleras cuidadosamente cuidando de no caerme con mis propios pies cuando estoy en el último escalón camino y puedo verlo sentado en sofá con el computador en las piernas tecleando sin parar Bolt está a su lado dormido tranquilamente ¿es malo envidiar a un perro que no tiene ninguna preocupación?

     —Hola... hola.—Mi voz sale muy bajita tanto que estoy dudando que me escuche.—Hola.

Bolt se mueve y se levanta cuando ve su dueño parece darse cuenta de mi presencia y por fin sus ojos hacen contacto con los míos, me siento como cuando hacía una travesura y estaba a nada de ser descubierta. Su ojo sigue un poco morado, creo que me pasa. Estoy dispuesta a volver a hablar cuando veo como se quita los audífonos que obviamente sabía que tenía.

"Tu sarcasmo es horrible"

    —Pensé que te quedarías toda la cuarentena en tu habitación.—Su tono burlón no me pasó desapercibido, igual que su sonrisa.

     —No... simplemente tenía cosas que hacer y no quería molestarte rondando por aquí.

Mi voz salió en un tono normal para mi sorpresa no me permite sonreír por mi pequeña victoria.

     —Bien, creo que esto sin duda es algo fuera de nuestros planes, pero no podemos hacer nada, sin duda tendremos que ver y convivir más de lo planeado el uno con el otro.

Dejó su portátil en la mesa y se acomodó para acariciar a Bolt.

    —¿y qué propones? ¿Reglas?—Sugerí lo último en un tono burlón.

    —Exactamente.

     —¿Qué?

     —Cada uno podrá poner sus reglas, si al otro no le gusta podremos discutirlo.

Hasta Que La Pandemia Nos SepareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora