𝙴𝚗𝚝𝚛𝚎 𝚑𝚎𝚛𝚒𝚍𝚊𝚜 𝚢 𝚙𝚛𝚘𝚖𝚎𝚜𝚊𝚜

1.4K 90 43
                                    

𝑹𝒆𝒗𝒊𝒗𝒆𝒔 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒍𝒂 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒏𝒛𝒂 𝒚 𝒍𝒂 𝒊𝒍𝒖𝒔𝒊𝒐́𝒏.
𝑻𝒖 𝒎𝒊𝒓𝒂𝒅𝒂 𝒆𝒔 𝒖𝒏 𝒃𝒂𝒍𝒔𝒂𝒎𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒆𝒍 𝒅𝒐𝒍𝒐𝒓
𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒂𝒏𝒂 𝒍𝒂𝒔 𝒉𝒆𝒓𝒊𝒅𝒂𝒔 𝒚 𝒕𝒓𝒂𝒆 𝒖𝒏 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒐 𝒄𝒐𝒍𝒐𝒓.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

Se quedaron algunos minutos en silencio, Edgar con la mirada perdida, sumergido en su mente. Fang estaba confundido, no entendía por qué el pelinegro estaba así, pero suponía que la razón no era para nada buena.

—Oye, Ed, ¿acaso el oso de Nita hizo esto? —preguntó, intentando encontrar el motivo de las diversas lesiones, pero no recibió respuesta, ni siquiera un sonido; simplemente el silencio.

—¿Ed? ... ¿sigues aquí? —Fang se dio cuenta de que Edgar estaba nervioso, se notaba fuera de sí. No respondía cuando lo llamaba, y eso empezaba a preocuparlo. —Ed, ¿estás bien? —preguntó, su voz temblando un poco.

No hubo respuesta, y de repente Edgar comenzó a tiritar, lo que alteró al pelimorado, dejándolo sin idea de qué hacer para calmarlo. Sin más opciones, intentó hablar con él.

—Edgar, calma, amigo, todo está bien —trató de calmarlo, parándose frente a él—. Respira, tranquilo, Ed —dijo, tomando a Edgar de los hombros. Pero Edgar no reaccionaba; solo cerró los ojos con fuerza, empezando a sudar frío, tiritando más y sintiendo que le faltaba el aire.

—Ed, mírame, por favor ... yo estoy aquí para ti —dijo acercándose al pelinegro. Con mucha dificultad, Edgar salió de su trance y pudo abrir los ojos. Cuando lo hizo, fue como si conectara de inmediato su mirada con Fang, buscando la tranquilidad que transmitían aquellos ojos.

—B-bien, vamos avanzando —dijo, sonriendo débilmente mientras trataba de calmarse—. Ahora inhala —dijo, haciendo una pausa para tomar aire, esperando que Edgar lo imitara. Edgar comenzó a seguirlo.

—Exhala —Fang soltó el aire, y Edgar hizo lo mismo. Continuaron así unos minutos, logrando calmar la respiración de Edgar, haciendo que volviera a la normalidad. Fang se sintió más tranquilo y feliz por haberlo logrado.

—¿Estás mejor? —preguntó Fang, sin cortar el contacto visual.

—Sí ... estoy mejor —respondió Edgar, sintiéndose un poco más aliviado—. Gracias.

—No hay de qué, Ed, me alegra que estés mejor —le dijo, regalándole una sonrisa—. Oye, Ed —hizo una pausa, pensando bien lo que iba a decir—. Sé que apenas nos conocemos y es muy precipitado decirte que puedes contar conmigo para lo que necesites. Sé que pasas momentos nada agradables, pero aquí estoy para ti —dijo, dejando que su corazón hablara.

—¿De qué hablas? Estás loco —dijo Edgar, tratando de desviar la conversación.

—Quizás sí esté loco, pero tus ojos dicen lo que tal vez no me quieres decir —replicó Fang, dejando a Edgar sin saber qué responder.

Tomándose una pausa para volver a hablar, Fang notó la tensión en el aire.

—Es mejor que vayamos al hospital, ¿qué te parece? —sugirió en un tono casi triste, mientras descubría el otro brazo de Edgar, encontrándose con la misma situación que en el brazo izquierdo.

—No, estoy muy bien así —respondió Edgar, nervioso, levantándose rápidamente.

—No, no, no, no vengas con eso de "estoy bien", ¡mira cuántas heridas tienes! —dijo Fang, intentando hacer una broma para aliviar la tensión, pero su preocupación era evidente.

𝚄𝚗 𝚌𝚘𝚛𝚊𝚣𝚘́𝚗 𝚌𝚘𝚗𝚏𝚞𝚗𝚍𝚒𝚍𝚘 ♥︎ (𝙵𝚊𝚗𝚐 𝚡 𝙴𝚍𝚐𝚊𝚛)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora