Cap.4

15 2 1
                                    

—¡Qué asco!

—¡Tú asco!

Mis manos empujaron levemente a la rubia con moños que se encontraba al frente, ella mantenía su cara de asco y negaba su cabeza con efusividad. La novela que estábamos haciendo con las muñecas paró de golpe ante mi reciente acción.

—¿Por qué tenías que casarla con un Ken?

—Porque así tiene que ser.

—¿Quién dice?

Mi confusión llegó a sus ojos y pareció indignarla, se acercó para quitarme al muñeco de mis manos y luego habló con firmeza.

—No es necesario que siempre Barbie se case con Ken, no es oblitagorio.

—Obligatorio.

—Gracias.

Reímos y me apoyé en su regazo.

El cabello de Helena brillaba como el mismo sol cuando estaba debajo de su luz, se veía suave y mágico, como en las mismas películas que veíamos. Mi mano se acercó para tocarlo y vi su sonrisa crecer mientras inclinaba su cabeza para facilitarme las caricias.

—¿Crees que un niño se vería mejor que tú aquí?

—¿Eh? —Me levanté para encararla y fruncí el ceño al ver su sonrisa — ¡Claro que no!

Helena rió fuertemente y me devolvió mi muñeco, me enderecé para ordenar mis juguetes, asumiendo que retomaríamos nuestra historia.

—Si no quedaría bien un niño aquí, ¿por qué lo quedaría en nuestra historia?

No supe que contestarle pero algo en sus ojos celestes me decía que aunque contestara iba a darle la razón al final a ella. Siempre lo hacía, imposible no hacerlo cuando es ella.

Mis ojos pestañearon débilmente y mi mano buscó el celular que inmediatamente iluminó mi rostro con violencia. Mi sonido de rabia acompañó a mis ojos cerrándose de golpe, giré mi celular rápidamente contra el colchón para evitar más mi ceguera. Con lentitud y sin abrir mis ojos del todo, bajé el brillo de la pantalla y por fin vi la hora que era.

5:35 a.m

Me tenía que levantar en 2 horas más, sin embargo, aunque quisiera volver a dormir por 2 horas, sabía que no podría hacerlo. Principalmente por culpa de ese sueño.

Llevaba años sin pensar, más aún soñar, sobre algo relacionado con Helena. Al principio de lo que mi mamá llama "la ruptura", sí sucedía. Ella pidiendo perdón y volviendo a ser amigas como si nada hubiera pasado, yo rogándole una razón real para el quiebre de nuestra amistad, que nuestras madres se unieran en un plan para evitar que nos alejáramos... sueños así eran los que se repetían. Pero desde hace años la mera presencia de Helena se volvió un peso, algo insoportable que tengo que aguantar, por lo que soñar con ella era algo imposible a menos que fuera una pesadilla tal y como lo era su presencia.

Hasta ayer.

Fueron sus ojos. Dios. La rabia que siento de haberlos visto, de haber visto por un segundo como esos ojos que conocía de antaño volvían a la vida. Mi pulso se acelera de sólo pensar en cómo fui tan tonta de siquiera pensar que ella habría cambiado, que de receso en receso se habría vuelto la niña que conocí. Era tonto de pensarlo, pero mi corazón así lo quería creer. Hasta que ella misma me ayudó a dejar de pensar estupideces.

Me di vuelta y vuelta en la cama hasta que decidí ver videos en youtube hasta que tuviera que levantarme. Pero ni eso saco de mi mente a Helena.

6:45 a.m

Labios de fresa, ángel pecadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora