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No he podido dormir asi que me asomo a la ventana de Raquel, y desde su ventana se puede ver a la perfección parte del patio de los Hidalgo, junto con el cuarto de Ares, en cambio yo solo tengo la vista de la piscina y cuarto de Apolo.

Que por cierto no pude explicarle nada y de cierta manera no estoy lista para que él lo sepa, siento que sería el fin de todo, es cierto que en este momento no hablo ni siquiera con él, y no es como si lo fuéramos hacer dentro de poco.

Ni siquiera se lo que digo, me encantaría que volviéramos a hablar y tenerlo de frente para poder besarlo como la última vez, aunque solo haya sido un pequeño, delicado y dulce beso.

Tengo que olvidar a ese chico, por su propio bien.

Voy a mi cuarto en busca de mi libreta y unos lápices para empezar a dibujar, está noche será larga.

Antes de volver a la habitación de Raquel veo a través de mi ventana que Apolo está recargado en su alcoba.

— Hey!— menciono y Apolo alza la mirada rápidamente

— Creí que era el único despierto— dice con una sonrisa en su rostro

— Pues aunque no lo creas también soy víctima del insomnio — .

Nos quedamos un momento en silencio

—¿Estás bien?— sabía que se refería a lo de hoy.

— Si, todo está bien— menciono para no preocuparlo— solo... Cosas de hermanas

— Por qué siento que es mentira y que cada vez que quiero acercarme a ti, tu simplemente te alejas—

Por qué no quiero ser una carga para ti y mucho menos que algo malo te pase...

Hay muchas cosas que pronto te diré, pero por el momento no es seguro, buenas noches Apolo — finalizó antes de que mis ojos comiencen a lagrimear, cierro las cortinas y comienzo a buscar mi lapicera.

Siento que una brisa fresca está de tras de mi, cierto que no cerré la ventana.

Cuando volteo, veo que él está parado frente a mi.

—¿Que haces aquí?—

𝐄𝐥 𝐮́𝐥𝐭𝐢𝐦𝐨 𝐇𝐢𝐝𝐚𝐥𝐠𝐨| 𝐀𝐩𝐨𝐥𝐨 𝐇𝐢𝐝𝐚𝐥𝐠𝐨 𝐲 𝐓𝐧.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora