Roier no pudo dormir bien la noche del sábado. De hecho, la del domingo tampoco. Demasiados pensamientos cruzaban por su mente, estaba realmente confundido y lleno de pánico. Apenas y podía analizar lo que había sucedido con su profesor. ¿Cellbit era Gay? O más importante ¿Él mismo era gay? ¿Besar a otro hombre lo hacía gay? Esas preguntas invadían la cabeza de Roier y no lo dejaban descansar en los absoluto. Miró el reloj: "6:37 am". Tenía clases en unas horas y no podía sacarse de la cabeza a ese estúpido profesor. Aún lo odiaba... Claro que lo odiaba, era un hijo de puta; Pero algo sobre aquel beso no lo dejaba descansar. No es como si no hubiese besado chicas antes, pero a un hombre jamás. En el fondo, Roier se sentía algo avergonzado de haber disfrutado del beso. Una cosa era segura: No podría mirar a su profesor a los ojos nunca más y tendría que mejorar sus calificaciones para escapar de las clases extra y los trabajos.
Roier decidió levantarse, ya que sus clases comenzaban a las nueve en punto de la mañana el día de hoy y necesitaba prepararse aún. Tomó una ducha rápida y se vistió: Unos jeans oversize azules, una remera negra de mangas cortas y sus tenis blancos favoritos, esa era la ropa de hoy. Tomó su mochila y bajó al comedor a desayunar; esta vez sus padres no estaban allí, pero había un plato en la mesa con el desayuno y al lado del mismo una nota de sus padres (Obviamente escrita por Foolish, pues tenía una letra cursiva preciosa, espiralada y elegante):
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Roier:
Tu padre y yo tuvimos que salir por unos asuntos de la empresa, aquí tienes tu desayuno. Te amamos
- Tus papis ♡
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Roier suspiró, odiaba cuando sus padres se veían consumidos por el trabajo al punto de no poder siquiera desayunar con ellos. Al parecer una época ajetreada se venía para sus padres. Resignado, Roier se sentó a comer su desayuno: Huevos revueltos con tostadas y unos arándanos. Mientras masticaba, Roier no podía evitar pensar en su profesor... Solo pensaba en él porque lo odiaba, por supuesto. No es como si recordara a cada momento la sensación de los estúpidos y cálidos labios del otro, o cómo lo sostenía con firmeza y lo sometía a su deseo y demanda... Si, solo pensaba en Cellbit porque lo odiaba.
Roier limpió su plato y con su mochila en la espalda pidió que un automóvil pasara por él. Luego de llegar a su destino y pagarle al conductor, Roier se quedó parado viendo la academia... No quería ir hoy, pero ya estaba ahí. Pronto sintió el usual abrazo fuerte que Quackity le daba todos los días al llegar.
- Hooola, Roieeer. Te perdiste tremenda fiesta, eh. - Mencionó Quackity con un tono divertido - La próxima tienes que venir, sin excusas, culero, eh.
- Lange me besó - Soltó Roier sin más, con una expresión extremadamente cansada en su rostro.
Quackity vio a Roier y soltó una fuerte carcajada.
- ¿De qué chingados hablas, Roier? No es momento de bromear, casi me matas del susto - Quackity miró nuevamente a Roier, la expresión del chico no era buena. A Quackity se le borró la sonrisa del rostro - Porque es una broma ¿Verdad? - Hubo un silencio - ¿Verdad, Roier? - Quackity cambió su expresión por una llena de sorpresa y pánico y gritó - ¡No manches! ¡No puedes estar hablando en serio! ¿Te besó Lan-?
Roier se apresuró a tapar la boca de Quackity con prisa, estaban rodeado de gente de la academia, no quería que su secreto fuera de uso público y Quackity gritando ya había llamado demasiado la atención.
- Cállate, pendejo ¿No ves que estamos rodeados de personas? - Dijo Roier con un tono de voz bajo, no llegando al susurro. Procedió a quitar la mano de la boca de Quackity y a caminar junto a él a la entrada. El pelinegro estaba atónito.
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Entre bambalinas - GuapoDuo
RomanceSebastián De Luque, mejor conocido como Roier, es un chico acomodado; hijo de sus dos padres adoptivos: Samuel De Luque y Noah Brown, más conocidos como Vegetta y Foolish, dos famosos arquitectos que le han proporcionado a su hijo todas las comodida...