✦ Capítulo 11 ✦

1.1K 120 53
                                    

Una vez que el vuelo de Roier y Cellbit aterrizó, ambos se subieron al auto de Cellbit que aún se encontraba estacionado fuera del aeropuerto, en el estacionamiento que el mayor pagó. Durante el camino de vuelta a casa, Roier avisó a sus padres que Cellbit lo llevaría. Ese pequeño mensaje fue suficiente para que Foolish le exigiera conocer al "Loco que se robó a su hijo" (Pues así lo veía aún) y que para cenar habría pasta. Roier estaba algo nervioso: ¿Tener a Cellbit siendo sometido al peor interrogatorio que recibiría en su vida mientras él mismo intentaba no atragantarse con la pasta mientras su padre lo avergonzaba con datos y comentarios innecesarios entre pregunta y pregunta? Definitivamente era algo que hubiese preferido evitar, pero Foolish parecía muy serio en cuanto a eso (De hecho, el mensaje de Foolish contenía un "Si no, ya verás" que había sido una especie de sentencia de muerte en caso de que Roier se negara)

¿Qué iba a decirle a sus padres? "Oh, si, somos novios desde el viernes, me lo pidió en el aeropuerto de la manera más equis que existe y de hecho aún no estoy seguro si realmente lo somos" No podía decir eso. Mientras Roier pensaba en todo esto, Cellbit miraba como el menos estaba con el rostro pálido, los ojos entrecerrados, una mueca en sus labios y una mirada fija concentrada en la pantalla luminosa del teléfono.

- ¿Sucede algo? - Preguntó Cellbit algo preocupado, parecía que Roier iba a morirse en serio (Y no de vergüenza o nervios por acciones románticas o eróticas como al mayor le gustaba) - Estás pálido.

- Eh... Si, tranquilo, no pasa nada - Roier miró a Cellbit, su cara intentó parecer calmada y sonriente, pero en realidad solo parecía muy enfermo y consternado.

- No te creo nada, guapito - Contestó Cellbit, soltando una risa: La situación era un poco divertida en realidad - Tu rostro te delata.

Roier hizo un silencio hasta que finalmente, frustrado por completo, tiró su cabeza hacia atrás y soltó su cuerpo, preparándose para decir la frase más rápida e inentendible que Cellbit había oído jamás (Ni siquiera en aquellas canciones de rap):

- Mis padres quieren que te quedes a cenar y van a interrogarte hasta que te mueras y probablemente ponerme en ridículo - Soltó sin más, pensando que el mayor no lo escucharía o entendería, alargando lo inevitable.

- ¿Y? ¿Qué tiene eso de malo? - Preguntó Cellbit, quien de alguna manera se las había arreglado para entender todo lo que Roier se había esforzado para que él no escuchara.

Roier lo miró con una cara que decía "¿En serio?" y Cellbit solo se encogió de hombros.

- ¿Cómo que "Qué tiene eso de malo"? - Dijo Roier incrédulo - ¡Es lo peor! Tú no sabes cómo se pone mi apá Foolish cuando está enojado - La cara de Roier parecía expresar terror al recordar a Foolish enojado.

- Sobreviviré - Dijo Cellbit sin más - Además, eso me dará material para molestarte luego.

Roier dio un pequeño empujoncito al hombro de Cellbit en modo de queja y se cruzó de brazos, estaba molesto, pero el comentario de Cellbit en verdad le había hecho gracia: El lado burlón de Cellbit se había vuelto menos odioso para él en el último periodo de tiempo, pues sabía que solo estaba jugando. Eso puso a pensar un poco a Roier, quien decidió aceptar su terrible destino. Pensó en el comienzo de todo: La primera vez que tuvo a Cellbit cerca durante la actuación, el apodo "Caperucita", el primer beso, el malhumor de Cellbit, las primeras marcas en su piel, la rabia que sentía hacia aquel profesor en un inicio ¿Cómo era posible que todo haya cambiado tan de repente? Roier no podía comprender cuándo Cellbit había cambiado tanto... Se preguntó si en verdad había cambiado o si simplemente lo conocía un poco más ahora. Sea cual sea el caso, era ridículo explicarle eso a sus padres. "Muy cliché" pensó Roier al recordar el concepto de "Enemy to Lovers" que él normalmente odiaba en novelas o películas. Tampoco es como si pudiera hacer algo, lamentablemente, había caído en el cliché que tanto buscaba evitar en el contenido que consumía, pero en la realidad. Suspiró un poco por ello, pero no pudo evitar sonreir al pensar en todo lo bueno que aquella tópica relación le había dejado: Al diablo con el pasado, quería disfrutar del presente.

Entre bambalinas - GuapoDuoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora