Luego de una hora de viaje (En la que Roier estuvo prácticamente desmayado) llegaron finalmente a Acapulco. Roier estaba adormilado y atontado, no entendía nada, solo veía como Cellbit tomaba la maleta que había traído consigo y se acercaba a él para tomarlo de la mano y guiarlo a su antojo como a un muñeco de trapo.
Ambos tomaron un taxi hacia lo que suponía Roier sería el lugar donde se hospedarían:
- ¿Estás bien? - Preguntó Cellbit indiferente. "¿Realmente le importa?" Pensó Roier.
- Ujum - Dijo Roier - Realmente son demasiadas cosas en mi cabeza: Los exámenes, mis padres, este viaje repentino, al parecer también un noviazgo. No es algo que te haga sentir exactamente bien.
Cellbit miró a Roier y el auto quedó en silencio. El conductor estaba nervioso manejando al frente al escuchar lo que dijo Roier ¿Acaso estaba transportando a alguna clase de secuestrador y víctima? El hombre solo se limitó a mirar el camino y seguir la dirección que Cellbit le indicó cuando ambos jóvenes ingresaron al vehículo.
Mientras reinaba el silencio, Cellbit abrazó a Roier por el hombro, acercándolo un poco más a él. Roier estaba con un nudo de emociones en su interior que se vio desatado en cuanto recibió ese abrazo. Una cosa era segura para Roier: A Cellbit si le importaba. Quizás lo demostraba un poco a su manera, pero lo hacía y eso era suficiente para tranquilizarlo un poco. Quizás ser pareja de aquel hombre no sería algo tan malo...
Finalmente llegaron al hotel. "Increíble" pensó Roier, quien miraba el edificio atónito desde que había llegado allí. Era un edificio con una forma piramidal-rectangular, blanco, impecable con ventanales color turquesa. Era inmenso, se veía lujoso "Como si fuera un hotel cinco estrellas" pensó Roier. El lugar estaba frente a un mar cristalino de color aqua. Antes de dar con la playa, había una enorme piscina llena de sombrillas y sillas de playa para aquellos que se hospedaban en el hotel. Era muy elegante, quizás demasiado para el estilo de Roier. Cellbit, quien había ingresado a las instalaciones para realizar el check-in del hotel había vuelto junto a Roier.
- Y... ¿Qué te parece? - Preguntó Cellbit, quien contra todo pronóstico tenía una voz suave y en cuanto terminó su pregunta depositó un beso en la mejilla de Roier mientras lo abrazaba esta vez por la cintura.
- Lugar todo fresa al que me trajiste - Dijo Roier, algo irritado ya por tanta luminosidad - Pero es increíble... Precioso.
- No voy a llevar a mi novio a un albergue, Roier - Dijo Cellbit - Acostúmbrate. No es como si tuvieras elección de todos modos. - Se encogió de hombros, el Cellbit "hijo de puta" había vuelto otra vez. - Vamos...
Esta vez, ambos ingresaron al hotel y subieron por el ascensor hasta el piso más alto. Si el edificio era demasiado ostentoso para Roier, la habitación lo hizo enfermar por el brillo que emitía. La puerta era de esas que se abrían con una tarjeta (Muy moderno), la habitación poseía una cama "king size", de esas enormes y mullidas, con muchas almohadas sobre ella, de apariencia impecable, casi como si hubiese recién salido del negocio donde la vendían. A sus costados, dos mesas de noche blancas, modernas, con su parte superior de vidrio y cajones espaciosos. Un televisor plasma enorme sobre una mesa de televisión con libros en uno de sus estantes incorporados y dos parlantes en los otros dos. El comedor consistía en una mesa no demasiado grande, como para dos personas, o tres máximo (Aunque estarían algo apretados) con sillas que poseían cojines negros. La cocina era un verdadero espectáculo: Mesadas de mármol, armarios de madera, una estufa eléctrica y un refrigerador lujoso, que poseía un dispensador de agua. Por último, el baño era ridículamente grande: Una ducha con bañera rodeada de vidrio, con una puerta del mismo material, un jacuzzi, un inodoro, un lavabo de mármol y un enorme espejo sobre él.
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Entre bambalinas - GuapoDuo
RomanceSebastián De Luque, mejor conocido como Roier, es un chico acomodado; hijo de sus dos padres adoptivos: Samuel De Luque y Noah Brown, más conocidos como Vegetta y Foolish, dos famosos arquitectos que le han proporcionado a su hijo todas las comodida...