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Los amigos de Ereth








Si es que había algo que odiara más que las personas molestas, eran las personas que lo molestaban mientras estaba dibujando.

<¿Qué tan difícil podría ser dibujar un caballo?> Había pensado erróneamente, sacando su lápiz y su libreta, sentándose en un banco de las puertas del establo, copiando más o menos al caballo con el que Ereth estaba entrenando en la arena. Apretó los labios al ver que no le salía tal y como quería, haciendo un "pequeño", notorio y oscuro rayón en los trazados que le hacía en la cola. Maldijo por lo bajo, aguantando las ganas de levantarle el dedo al maldito dibujo.

---¡Oye, niño, deja a esa pobre libreta en paz y mueve tu trasero!--- llamó Ereth desde la arena.

Suspiró pesadamente, cerró la libreta y dejó el lápiz dentro del anillado. Caminó hacia la arena y posó los brazos sobre la enorme y fuerte valla de madera que lo separaba de su primo. Lo miró con cansancio ¿qué más quería? ¿No era suficiente con hacerse una costra en las dos rodillas por reverendo pendejo?

---Hoy vienen mis amigos a cenar--- avisó, haciéndole una seña para que abriese la arena.

---¿Tienes amigos?--- preguntó, abriendo la puerta.

---Jaja, graciosillo--- le revolvió el cabello pasando a su lado, para luego trotar hacia el establo.

Suspiró una vez más, yendo a tomar sus cosas de dibujo. Se asomó por las puertas y le preguntó a su primo:

---¿Para qué me dices?

Él se encogió de hombros.

---Solo para que no te caiga de sorpresa.

---¿Puedo meter a mis amigos en mi habitación?

---Siempre y cuando no hagan nada raro. Yo le aviso a mamá--- sonrió de forma traviesa, caminando a la casa ---. Ahora vete a bañar, hueles a mierda.

Sonrió levemente, mientras su primo se le adelantaba. Espera, ¿le estaba gustando estar ahí?. Borró su sonrisa en lo que entraba a la casa, no iba a darle ese gusto a sus padres de enterarse que le gustaba ahí, además ¡Casi cae en mierda de caballo por culpa de Ereth! y por eso se había raspado las rodillas, como el pendejo más grande del mundo casi se interpone entre el camino de un caballo y saltó para no ser machacado por uno, el resto era historia. Sabía que si su madre se enteraba de las costras de sus rodillas iba a pegar el grito al cielo y gritarle a su padre de todas las maneras posibles porque él propuso la idea de enviarlo a ese lugar.

---¿Cómo están tus rodillas, amor?--- preguntó Grace, secando sus manos con un trapo rosa barbie ---. ¿Ereth ya te dijo...?

---Sí, tía. Y sí, estoy bien.

Apenas entró al baño se quitó la franelilla, quedando con una de esas espantosas bermudas que Ereth le había regalado, prefería tener la ropa decente limpia pata salir con sus amigos y ella. Al mirarse en el espejo pudo notar que Elsa tenía razón, sus brazos estaban un poco más rellenos de lo que estaba acostumbrado, al igual que su tronco y piernas. Sonrió para sus adentros, si seguía así podía estar tal y como una persona normal, después de todo, es momento de superar los complejos ¿no?

Luego de varias capas de jabón y champú abundante, logró salir del baño con un olor decente. Se secó y vistió lo más rápido que pudo, antes de ir al pasillo y marcarle a Eugene por el teléfono fijo.

---¿Quién?--- preguntó su amigo a través de la línea.

---Soy Hiccup ¿quieren venir a la finca?

---¿Se puede?--- preguntó Jack en el fondo, con voz confusa.

---Sisi, vengan luego de la cena.

Les dio la dirección y que él les estaría esperando afuera, así como les dijo la hora en la que deberían estar para no hacerlo congelar en el pórtico de la casa. Luego procedió a encerrarse en su cuarto hasta que lo llamaran a comer. Trató de perfeccionar el dibujo que comenzó haciendo durante la tarde, tratando de arreglar la cagada que había echo con los pelos de la cola.

---¡HICCUP, VEN!--- lo llamó Ereth Junior desde el comedor.

Salió de su cuarto y caminó perezosamente, claro que disimuló eso como un campeón cuando estuvo en la mira de todos. Se sentó en la silla que su tía le había apartado. <Ve con ellos, yo cenaré cuando tu tío llegue> le había dicho con una sonrisa traviesa, él no necesitó más información para entender el doble sentido.

---Niño, ellos son mis amigos; Heather, Patán, Brutacio, Brutilda y Patapez--- presentó su primo ---. Chicos, él es Hiccup, mi primo chiquito--- agregó con burla.

Heather era una chica de tez pálida, sus ojos estaban algo achinados y eran de un color verde similar a los de él, mientras que su cabello era largo y extremadamente negro. Patán tenía la piel más dorada, su cabello seguía siendo negro y sus ojos oscuros, también tenía una pequeña barba, de color gris por lo corta que estaba. Brutacio y Brutilda eran dos gemelos, altos y delgados, igual que su cara alargada, ambos rubios de ojos azules y cabello extremadamente largo, el chico llevaba rastas también. Patapez era grande, pero gordinflón, su cabello era rubio pajoso, sus ojos azules y también tenía una barba creciendole.

---Un gusto, Hiccup, desde hace un par de días que Ereth no deja de hablar maravillas de ti--- dijo Heather amablemente, extendiendole una mano para estrecharla.

---Si con maravillas te refieres a buen esclavo--- comentó Patán con sorna, ganándose una mirada de desaprobación de todos.

---El placer es mío, Heather--- aceptó la mano de la chica, dándose un amistoso apretón.

---Ereth, ¿por qué no nos dijiste que toda tu familia parece echa por los dioses?--- comentó Brutilda, jugando con las boronas de queso que caían de su arepa.

---Tilda, sigue siendo menor de edad--- rió su primo.

---Ya oíste, asalta cunas, esta fuera de tu alcance--- rió su gemelo.

---Y del tuyo--- y ella devolvió la burla.

Simplemente sonrió incómodo. No le gustaba la idea de que personas mayores de veinte hicieran esos chistes con él, y vaya que lo hacían bastante, algo que le molestaba muchísimo. Patapez se le acercó, pareció ansioso al hablar, pero al ver que nadie le paraba pensó que era algo normal en él.

---Es un gusto, Hiccup--- habló él, con un tono de voz más chillón y nervioso de lo normal ---. Lamento esas bromas, así es mi chica--- sonrió de forma amable, dándole una pequeña palmada.

---¿Tu...?

Okey, odiaba juzgar a una persona por su portada, odiaba juzgar una persona por el primer encuentro, pero simplemente se le hacía imposible que aquel chico viese a su novia con tanto amor luego de semejante comentario, dando a entender que le gustaba más la familia de su amigo que su propio novio.

---Así son ellos, no te compliques--- aconsejó Heather con una sonrisa relajada, como si le leyera la mente.

Simplemente asintió y rápidamente entablaron conversación. De todos los amigos de su primo, ella fue quién mejor le cayó de todos, le resultó una chica muy agradable y si habían cosas que compartían, por lo cual la charla fue llevadera.

CampoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora