Epílogo

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---¡Maricooo!--- gritó Anna, corriendo por los pasillos hasta llegar junto a sus amigos, encasquetandose de sorpresa en la espalda de Hans. Estaba muy emocionada.

Varias personas que caminaban por los pasillos voltearon a ver a la castaña-rojiza, como si estuviese loca. Mientras tanto, Hans trataba de estabilizarse, sosteniendo fuertemente las piernas de Anna.

---¿Qué sucede, cariño?--- Rapunzel apretó las mejillas de su novia con gracia y dulzura.

---Marico, me aceptaron en Mcdonald's--- celebró Anna, levantando un puño.

El grupo estalló en risas, mientras Hans se quejaba, ¿Cómo podía ser posible que casi cae al suelo porque Anna entró a Mcdonald's?. Todos sabían que la ojo-turquesa había metido su currículum por dónde sea, pues desde que cumplió dieciocho años ha querido encontrar un trabajo y empezar a independizarse de sus padres.

---Bájate de encima, mocosa--- Hans soltó sus piernas sin aviso, haciendo que Anna aprete su cuello y ella cayera al suelo chillando ---¡Suéltame, me asfixias!

Anna corrió hacia su novia, abrazándola por detrás. Asomó la cabeza por el hombro de Rapunzel para sacarle la lengua al pelirrojo, que solo se pegó la frente con la mano, negando con la cabeza.

---¿Hiccup, quieres venir a nuestra casa junto a los chicos?--- propuso Astrid, mientras Mérida soltaba una risita.

---Desde que regresó del campo ya no está con nosotras--- se quejó Mavis con exageración, colocando una mano en su frente de forma dramática.

---Si, claro.

Había pasado un año -casi dos- desde ese "castigo" en el campo, desde que conoció a Astrid y Mérida, desde que cambió a un Hiccup que le gustaba mucho más que el anterior. Durante las vacaciones de verano, navideñas y semana santa pudo visitar a sus tíos, primo, Chimuelo y a sus amigos de Berk, así como a su querida platinada. La distancia los mataba, pero intentaban sobrellevarlo por el cariño mutuo que se tenían. 

Fueron al pequeño apartamento a la rubia y pelirroja. Como era para dos personas o eran tan espacioso, tenían solo dos cuartos con sus respectivos baños, uno más de visitas, una sala y una cocina comedor. Astrid fue a la cocina seguida de Jack para preparar algo, mientras tanto Eugene, Mérida e Hiccup colocaban un juego de peleas en la consola de las muchachas. Cuando Jack y Astrid llegaron con unos vasos de limonada y dos tazones de cotufas comenzaron a jugar, chicos versus chicas, mientras Jack observaba fastidiado, puesto que había perdido contra Hiccup y Eugene para ver quién de los tres quedaba fuera.

Eugene vs Mérida, ganó ella. Hiccup vs Astrid, ganó él, al igual que le ganó a Mérida. Luego Eugene le ganó a Astrid, aunque por la mirada fulminante de esta ya sabían que su amigo tendría que disculparse con la rubia. Los chicos ganaron, así que jugaron entre el ojo-verde y el de ojos cafés para ver quién era el mejor del grupo, estaba más que claro quién ganó.

---Ja, karma--- se burló Astrid de su pareja..

Eugene rodó los ojos, para luego tomarla por la cintura y obligarla a sentarse encima de él, comenzando a depositar pequeños besos en su hombro, sabía cuanto le gustaban a ella, que susurró imbécil, cruzándose de brazos.

---Eh, Jack, ¿una tú y yo?

El albino asintió y comenzó a jugar con su novia, mientras los demás observaban. 

Eran al rededor de las cinco de la tarde cuando llamaron a la puerta. Los muchachos se vieron confundidos entre sí, no pensaron que ellas esperaban a alguien y mucho menos podría ser un delivery, pues no habían pedido nada para cenar. Mérida sonrió ampliamente, mientras su amiga se levantaba del sofá para ir a abrir.

Astrid saludó con un efusivo abrazo a la persona detrás de la puerta, en lo que Mérida también se levantaba del sofá y abrazaba a esa persona de la misma forma. "Te extrañé" los chicos escucharon esa pequeña frase de la visitante y tanto Jack como Eugene se levantaron de inmediato a saludar. Hiccup sintió el mundo detenerse, mientras su corazón se aceleraba, lentamente se levantó del sofá, asomándose para así ver a su querida novia saludar a sus amigos con una alegre sonrisa.

---Elsa--- suspiró su nombre como si fuese la primera vez en años que la veía, aunque la última vez que se vieron fue hace unos seis o siete meses.

La mencionaba buscó con la mirada a aquél que había dicho su nombre, sonriendo ampliamente, mientras sus ojos se iluminaban, al verlo. Emocionados, ambos corrieron un poco a su encuentro, abrazándose fuertemente con mucho cariño.

---Te extrañé tanto--- dijo la platinada, acariciando el cabello castaño de su novio.

---Pe-pero ¿cómo?--- Hiccup miró a sus amigas, entendiendo porque Mérida había soltado esa risita al medio día ---¿Ustedes sabían?

---Te lo hubiésemos dicho, pero Elsa nos pidió que fuese sorpresa--- se excusó Mérida, encogiéndose de hombros.

---Además, fue divertido ver tu cara--- agregó Astrid, para luego abrir la boca en o y colocar cara de bobo enamorado.

---Ja-ja, que graciosa--- comentó Hiccup sarcástico ---. ¿Pero no tienes escuela?--- se dirigió a su novia.

---Acabé antes, Astrid me recomendó en la universidad y ahorita estoy aquí para familiarizarme más con la cuidad. ¡Dios santo, es tan grande!--- exclamó emocionada.

---Deberíamos ir a darte un recorrido un día de estos--- propuso Jack.

---Así también puedes conocer a los demás--- concordó Eugene.

---Te caerán bien, son igual de tontos y emocionados que este par--- bromeó Astrid, señalando al castaño y al albino con la mirada.

Elsa río levemente.

---Ven--- Hiccup la tomó de la mano y ambos acabaron en el pasillo del edificio.

El ojo-verde recostado de la baranda de madera, mientras la ojo-azul estaba sentada encima de una de las maletas.

---He venido para quedarme--- informó la fémina ---. A mis padres no les ha hecho gracia la idea, pues Astrid también se fue, pero esto es lo que quiero hacer.

---Bueno, aquí me tendrás por si necesitas algo.

Hiccup se agachó un poco para poder estar a la altura de su rostro, estando casi nariz con nariz.

---¿No más distancia?--- preguntó en un susurro, mientras Elsa cerraba los ojos.

---No más distancia--- aseguró.

Y lo que le siguió fue un cálido beso, lleno de ternura y pasión por parte de ambos. Ya no solo se gustaban, no, se querían demasiado. El futuro era incierto, Elsa ni siquiera sabía si le iba a ir bien en la ciudad o sí las cosas con Hiccup irían de maravilla, pero estaba dispuesta a arriesgarse por él, porque odiaba quedarse con el "que hubiera sido sí...". Hiccup por otro lado se prometió no dejarla sola, sabía que ella estaba dejándolo todo atrás para comenzar de cero, e iba a ayudarla a construir su nueva vida ahí en Corona.

Para su suerte, luego de muchos altos y bajos, todo salió de maravilla y para ese entonces ya eran dos adultos que vivían juntos, amándose como nunca antes, yendo de vacaciones al campo.

CampoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora