Dicen que un hilo rojo...

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¡Muchas gracias por llegar hasta acá! Disfruto mucho escribiendo sobre este ship y espero que te esté gustando.

¡Prometo que pronto dejarán de pelear! Que lo disfrutes :)

*

Satoru no volvió al salón de clases en todo el dia. En vez de eso, se quedó en su habitación jugando Nintendo y posteando en los foros secretos de hechicería internacional, como anónimo, acerca de lo genial que era Gojo Satoru y como era mentira que existía otro categoría especial aparte de él y Yuki. Luego le escribió un exhaustivo mail a Masamichi, con copia al consejo, de todas las razones por las que no necesitaba un compañero que no fuera Shoko.

De una forma u otra, pensó todo el día en él.

Al caer la tarde, lo escuchó. Venía conversando alegremente con Shoko. "¿Qué hace acá? Ugh, no estoy de humor para esto." Le subió todo el volumen a la televisión, diciéndose a si mismo que era para escuchar mejor la música del Donkey Kong, pero la verdad es que Satoru no se estaba entendiendo nada ese día. Sin pensarlo, salió de su habitación. Suguru estaba ahí con Ieiri. Esta última los observó un par de segundos, les dio las buenas noches y se fue.

Gojo quería decirle algo a Suguru, pero no sabía qué. Su recién llegado compañero lo miraba de arriba a abajo, como examinándolo y con una expresión para nada amigable. Satoru pensó que tenía que romper el hielo. Abrió la puerta de la habitación de Suguru con una de sus piernas, sintiéndose bastante estúpido. Lo miró, se avergonzó y volvió a su habitación.

Gojo pensó que Suguru era la persona más intimidante que conocía.

***

Satoru se miraba los dedos. Un desastre. Llevaba comiéndose las uñas desde las 03 de la mañana.  No había dormido nada, todo por culpa del chico nuevo.

¿Cómo demonios pasó eso? Era la pregunta que no había parado de hacerse. Todo era demasiado extraño; se había encontrado con Suguru la noche anterior. Pero no de cualquier forma. Sino que Soñando.

Gojo, poderoso como era, tenía la habilidad de compartir sueños con los demás. Era una forma de mostrar al resto cómo funcionaba su mente. Había dejado entrar a su sensei, sus padres y Shoko. Claro que solo les dejaba ver lo que él quería. Lo controlaba. O al menos así era la mayoría de las veces.

Pero Suguru no le pidió permiso. Simplemente se apareció. El muy descarado.

Satoru soñó que salía de su habitación y ahí  lo vio, en el pasillo. Estaba mirándole con esa tonta cara de enojo que había tenido todo el día,  y ese espectacular, perdón, horrible flequillo. Sintió una puntada en el estómago.

—¿Qué haces aquí?

—No lo sé realmente. Vine a estudiar, se supone.

" ¿Lo mandaron a estudiarme? ¿Ya? ¿Sin siquiera conocerme? Ugh, seguro fue idea de Shoko. ¿Piensa que puede hacerme estúpido?"

—¿No lo sabes? JA. No mientas Y dile a Shoko que...—Satoru dejó de respirar. Sintió ganas de vomitar. "Esto tiene que ser una broma pesada de Ieiri"—. ¿Qué mierda tienes ahí?

—¿Qué? Nada.

Aunque su amiga efectivamente le hubiera ordenado a Suguru que se metiera en su sueño a tomarle el pelo, la actitud del chico nuevo no dejaba de ser grosera. Satoru sintió mucho rechazo. Se sentía invadido, casi desnudo. Ya estaba harto de ser amable. Se acercó lo que más pudo y le dijo:

—No me agradas. 

Suguru hizo una mueca.

—¿Y crees que me importa?

Maldito: Satoru [SATOSUGU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora