Es por tu bien

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Notita de la autora:

¡Hola! Primero que todo, quiero agradecerte la paciencia; sé que me demoro mucho en actualizar T-T mi única excusa es que trato de hacer lo mejor posible (porque quiero mucho a estos chicos), pero que lamentablemente me bloqueo muy seguido. De todas formas, para el día de hoy traje dos capítulos seguidos ejejeje y espero que les gusten :)

¡Muchas gracias por leer, votar y comentar!

***


A pesar de todo el ansia que sentía, durante el trayecto a la academia, Satoru no podía acercarse más a Suguru. La tensión que había entre ambos era tan pesada, que le costaba respirar. Si lo tocaba, simplemente explotaría.

De pronto, el albino sintió que uno de los dedos de Suguru acariciaba su mano, lenta y suavemente. Tragó saliva. Incluso ese pequeño toque se sentía ardiente en su piel.

—Suguru...

—Shh. No digas nada —susurró.

"No podría, aunque quisiera, Suguru. Creo que solo puedo pronunciar tu nombre, hasta morir", pensó el albino, mientras le devolvía la caricia.

Al llegar a la estación, ambos salieron de ella corriendo. Satoru sintió la mirada de Suguru en él. Enrojeció y le sonrió. "Va a pasar. Esto. Realmente. Mierda, no tengo nada a preparado, ni siquiera compré nada", pensó nervioso.

—¿Suguru, tú tienes...?

—Sí. Tengo todo desde hace un tiempo—lo interrumpió Suguru—. Por eso vamos a mi habitación y...

El sonido del teléfono de Satoru hizo que pegara un salto. Primera vez que el tema de Mario Bros lo asustaba de esa forma.

Satoru miró la pantalla e hizo una mueca de fastidio. Satomi. Le cortó. Su madre no iba a arruinar ese momento.

El teléfono volvió a sonar.

—¿No vas a contestar?

—No. Vamos, subamos rápido.

Intempestivamente, tomó la mano del manipulador de maldiciones y corrieron escaleras arriba.

El corazón de Satoru se le revolvió al ver a su madre, en la puerta, junto a su padre y Masamichi. "¿Qué mierda hacen aquí?", pensó agobiado. Intuitivamente, soltó la mano de Suguru.

Satoru sacó la lengua, en señal de asco, cuando vio que su madre se aproximaba a ellos.

Paró y miro a Suguru de arriba abajo. Satoru enrojeció de la rabia. De todos los días para dejarlo en vergüenza, ese era por lejos el peor.

—El manipulador de maldiciones, asumo —dijo Satomi—. Al parecer, ninguno de estos inútiles hombres va a presentarnos.

Satoru apretó los puños y los dientes. Lo que menos quería, era que su madre interactuara con Suguru. Si eso seguía así, su encuentro íntimo definitivamente se iría al carajo.

—Me llamo Geto Suguru. Mucho gusto —dijo con una sonrisa.

Satoru indicó a su madre.

—Gojo Satomi, premio nacional de Física, PhD en Física Cuántica o algo así y postdoctorado en Sinceramente No Tengo Idea—dijo, a regañadientes—. Ah y también es mi madre.

—Encantada–– Satomi le hizo una levísima reverencia a Suguru––. Satoru dice todo eso como si fuera la gran cosa, pero creo que nunca menciona que el líder del clan Gojo es él.

Satomi miró a Gojo suspicazmente y añadió:

—Pero ninguna decisión pasa por él todavía. Tiene que cumplir la mayoría de edad. No es más que un niño todavía y no tiene ningún criterio —dijo la mujer con sarna, mientras acariciaba la cabellera de Gojo, displicente.

Maldito: Satoru [SATOSUGU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora