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Cuando era niño , y estaba con su padre, Keigo se sentía como una ave encerrada, como si le hubieran amarrado las alas y lo hubieran puesto en una jaula mientras veía como su madre era maltratada por un padre abusador quien siempre se encargaba de que viera su peor lado. Lo odiaba, de verdad que lo hacía. Aún recuerda el día que arrestaron a su padre, después de moler a su madre a golpes se había sentado a ver la televisión, él estaba encerrado en un armario de la casa mientras sollozaba, cuando escuchó el ruido de la puerta abriéndose de manera abrupta. Su padre era acusado de asesinato, se lo llevaron entre gritos y golpes

Las cicatrices seguían ahí, de manera física y mental. Se había prometido a si mismo olvidarse de su infancia y enfocarse en su futuro, pero ahora, con su padre en la otra línea exigiendo que lo viera, solo pudo temblar del miedo al imaginar los golpes que ese señor le daría cuando lo viera enlazado y esperando un bebé. No.

El ya no era un niño indefenso

—¿Pasa algo cariño?—Se acercó Touya a su lado.

—¿Qué quieres?—Dijo Keigo, ignorando a su esposo.

—¡¿Así es como saludas a tu padre!?

Touya rápidamente se tensó al oír una voz tan brusca en el teléfono, miró a su esposo preocupado pero este tenía una expresión de horror en su cara, sus manos temblaban y sumada a, ahí fue cuando el peli blanco tomó el teléfono y cortó la llamada.

—Mi padre...—Keigo empezó a sollozar.

El ex villano lo abrazo, le dio una mirada a la persona de la tienda quien bajó la mirada y se fue devuelta al mostrador. Touya llevó al rubio al auto, este conocía lo básico de la infancia de su esposo, había tenido una dura infancia igual que él, pero la diferencia, es que el mayor miedo de Keigo en su infancia seguía intacto. Que su padre saliera de la cárcel y que le hiciera daño, a pesar de ser un buen héroe, siempre había tenido el terror a encontrarse nuevamente con el, se sentía pequeño y débil.

—Nada te pasará, los protegeré, el no te volverá a tocar, ni a ti ni a flamita.

—Salio de la cárcel Tou ¡Mi padre! No puedo ni imaginarme lo que me hará si me encuentra. Yo...—Keigo siento un fuerte mareo que lo dejó sin podré completar la frase.

—¿Amor? Tranquilo, tienes que calmarte por el bebé—Touya empecé a conducir al hospital cuando vio como el rostro del rubio se ponía pálido.

—Touya, me duele el vientre—Dijo mirando a Dabi con miedo.

—Ya estamos llegando al hospital, respira.

Cuando llegaron, fueron directo a emergencias donde recostaron a Keigo en una camilla y lo ayudaron a respiras, luego, le tomaron la presión, que por supuesto había sobrepasado lo pensado, antes de que alguno pudiera decir algo su ginecóloga entró con enojo en la habitación suspirando.

—Keigo, ¿Que les había dicho sobre la presión?

—Lo siento, no quería que le bebé sufría algún daño, yo solo recibí una noticia...

—Entiendo que te estreses, pero...

—¿Pero qué? ¡Dígalo!—Dijo Touya amenazante.

—Cuando la presión es muy alta, hay un menor flujo de sangre a la plancenta, si esta recibe menor sangre  significa que el bebé no recibe el oxígeno o los nutrientes que necesita, puede incluso adelantar el parto, lo cual sería muy malo dado que es un embarazo de alto riesgo desde el inicio.—La doctora los miró a los dos—Hasta que no se estabilíze tu presión tienes que quedarte en cama y relajarte ¿Entendieron señores Todoroki?

—Si...—Dijeron los dos al unísono tomados de las manos.

La doctora se fue de la habitación y quedaron solo ellos dos aún intentado procesar la noticia, el bebé está en peligro, y no importaba si su padre acaba de salir de presión, solo lo ignoraría por el resto de su embarazo, después vería que hacer, pero pondría a su flamita antes que nada.

—Quemare a ese anciano vivo—Dijo Touya haciendo reír a Keigo, por lo menos podía reír con un poco.

—Dios, ya hablamos de esas conductas destructivas, quemar las cosas no arregla nada—Dijo acariciando la mejilla de Touya.

—Es que no me gusta cuando algo los daña a ustedes...

—Estaremos bien, ya verás que flamita y yo somos muy fuertes, ese donador de esperma que se hace llamar mi padre puede irse a la mierda.

Los dos sonrieron y se dieron un tierno beso. Luego, Touya empezó a cariciar el vientre en círculos recibiendo pataditas de su hijo.

—No podemos llamarlo flamita para siempre...

—Ni siquiera hemos pensado en nombres.

—¿Que te parece Enji?—Dijo Keigo bromeando mirando la expresión perturbada de su esposo.

—Bajo mi cadaver que le pondrás ese estupido nombre a nuestro hijo.

Los dos rieron y se abrazaron y esperaron.

Esperar era lo único que podían hacer.



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⏰ Última actualización: Feb 25 ⏰

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