Jack Conway

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—El delirio se define como una alteración aguda de la conciencia y la cognición que se caracteriza por la presencia de creencias falsas, percepciones erróneas y desorganización del pensamiento. Es un síntoma clave de la psicosis y puede estar presente en trastornos delirantes, trastornos del estado de ánimo con síntomas psicóticos y en algunas condiciones médicas.

—¿Puede sanarse?

—Efectivamente, el delirio puede ser tratado. Dependiendo de la causa subyacente, se puede abordar mediante la identificación y tratamiento de la condición médica o psiquiátrica. En casos agudos, a menudo se administran medicamentos para estabilizar el estado mental. La terapia cognitivo-conductual y el apoyo psicosocial también pueden ser beneficiosos en el tratamiento a largo plazo.

En la consulta, las paredes blancas reflejaban una sensación de pureza y neutralidad. El suelo de baldosas brillaba bajo las luces fluorescentes que parpadeaban intermitentemente. En el centro de la habitación, un sofá incómodo con un tapiz desgastado y manchas indescifrables parecía abrazar su cuerpo cada vez que se sentaba en él. El aire estaba impregnado de un olor a desinfectante, y el silencio se veía interrumpido ocasionalmente por las diversas preguntas de la psiquiatra y el crujido del sofá cada vez que buscaba una posición confortante.

—Muy bien, Gustabo, ¿Podría facilitarme el nombre del paciente?

Dudó un momento.

—Conway, Jack Conway.

. . .

Jack Conway se despierta cada día a las 5:30 a.m. con el sonido estridente de su despertador. A regañadientes, se levanta de la cama y se viste en la semioscuridad de su habitación. Mientras se prepara para ir al trabajo, la idea de un café recién hecho despierta sus sentidos. Después de un rápido desayuno, sale de su casa a las 6:00 a.m. en punto, justo cuando los primeros rayos de sol empiezan a iluminar el horizonte. El frío de la mañana le hace temblar ligeramente, pero su determinación por llegar puntual a su trabajo le impulsa a caminar con paso decidido. En el trayecto, observa cómo la ciudad comienza a despertar lentamente. Los vendedores ambulantes preparan sus puestos, los primeros transeúntes se disponían a comenzar su jornada, y los pájaros revoloteaban entre los árboles. Conway se sentía parte de ese ritual matutino que realizaba cada mañana casi religiosamente, era un observador privilegiado del despertar de la ciudad. Al llegar a su despacho, las luces están apagadas y los pasillos desiertos. Se dispone a disfrutar de esos momentos de tranquilidad antes de que el vorágine laboral dé comienzo. Su placa, su pistola reglamentaria y un chaleco antibalas eran su primera prioridad, muchos que realizan detenciones solo con un taser y un garrote lo llamarían paranoico, pero tantos años de debacle le habían enseñado una o dos cosas más que al resto de la malla.

Mientras sacaba una pila de papeles para comenzar su trabajo pensó que la máquina de café había sido la mejor inversión de esa comisaría, tomó asiento en la comodidad de su escritorio con una humeante taza frente a él para comenzar a revisar la pila de documentos de cada día. Era una mañana típica en la comisaría e inspeccionar los informes matutinos era una tarea que lo hastiaba.

La estación aún estaba en completo silencio cuando la luz de su móvil en un estante cercano lo distrajo de su labor, se levantó perezosamente y en la pantalla pudo apreciar el nombre del culpable de su despiste.

—Toni —Dijo sin más al contestar la llamada —Menos mal que te tengo agendado, ¿Te quitaste la foto de perfil?

Buenos días a ti también, Conway —Saludó empleando un tono sarcástico, Jack sabía que estaba sonriendo incluso sin poder verlo.

—¿Le robaste el teléfono a algún médico?, es muy pronto para que estés haciendo llamadas —Continuó ignorando el saludo.

¡Qué amargado eres!, ¡Llevo más de un mes sin poder hablar con nadie!, ya estoy completamente curado, tenerme encerrado aquí es pura crueldad.

ᴅᴇʟɪʀɪᴏ - TonwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora