Viktor Volkov

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La ventana, apenas transparente debido a la suciedad acumulada, dejaba pasar la tenue luz que se filtraba a través de las nubes grises que comenzaban a acercarse rápidamente. En cada rincón, montones de papeles desordenados se acumulaban, creando caos visual y añadiendo a la sensación de opresión en la habitación. El aire estaba cargado, como si el desorden y la tensión hubieran tomado forma física, pesando sobre el cuerpo de cada uno de los presentes en el cuarto.
Afuera, las primeras gotas de lluvia comenzaban a golpear la ventana, anunciando el inicio de una tormenta inminente. El suave murmullo de la llovizna aumentaba el silencio incómodo que reinaba en la habitación, añadiendo una capa de ansiedad al ambiente ya enrarecido. El comisario se acomodó nerviosamente

Había pasado semanas tratando de suprimir el recuerdo, de enterrarlo en lo más profundo de su mente para no tener que enfrentarlo nunca más.
Cerró los ojos y el recuerdo comenzó a filtrarse en su conciencia, como un eco distante que se acercaba lentamente. Su corazón latía con fuerza, como si su cuerpo estuviera advirtiéndole de lo que vendría. Las imágenes empezaron a tomar forma en su mente, fragmentos borrosos de una escena que preferiría olvidar.
Recordó el sonido ensordecedor de las sirenas, las luces parpadeantes y el olor a humo y metal caliente. Sus manos temblaban ligeramente mientras luchaba por mantener la compostura. La sensación de ansiedad y temor le envolvía, como un abrazo frío que no quería sentir. El peso de la responsabilidad lo abrumaba, sintiéndose atrapado en un ciclo interminable de remordimiento y desesperación.

Poco a poco, los detalles del incidente se materializaron frente a él, y aunque cada fibra de su ser quería huir, sabía que no podía permitírselo. La verdad dependía de él, de su capacidad para enfrentar lo que tanto había intentado evitar.

"—¡El criminal huyó!, ¡Lleven a Toni al hospital!"

A medida que los recuerdos afloraban en la mente de Viktor Volkov, un intenso dolor punzante se apoderaba de su cabeza, como si su cerebro estuviera luchando contra las imágenes que intentaban invadir su conciencia. Cada flash mental desencadenaba una tortura física que se sumaba a su agónica lucha emocional. El dolor de cabeza se convertía en una metáfora palpable de su ansiedad y sufrimiento interno, manifestándose como un recordatorio constante de la carga que llevaba sobre sus hombros. Suspiró intentando dejar ir en aquel simple gesto el nudo en su garganta.

—Todo inició el día de la redada, estábamos cerca del Gran Chaparral —Comenzó —Una nueva mafia empezaba a traficar con enormes cantidades de droga, una droga rosa y en uno de sus tantos tratos vimos una buena oportunidad para engancharlos —Explicó enfocando su vista en ambos agentes —Eran alrededor de las once de la noche y ni una sola estrella era visible en el cielo.  

...

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El silencio era total y la atmósfera estaba cargada de tensión, como si el propio lugar estuviera impregnado de un aire inquietante. Los árboles, cuyas siluetas se recortaban contra el cielo encapotado, parecían cobijar secretos milenarios en sus sombras. El viento, siseando entre las ramas, susurraba misterios que erizaban la piel de los presentes, como si la misma naturaleza retorciera sus propias voces en un murmullo cargado de enigma.

El frío calaba hondo, penetrando en cada poro de la piel, mientras que la ausencia de estrellas en el firmamento confería al entorno una sensación de abandono por parte del cosmos mismo. En medio de aquel escenario, los policías avanzaban con paso cuidadoso, conscientes de que en la negrura podía acechar cualquier peligro invisible. Se respiraba un aire denso, cargado de suspenso y anticipación, como si el lugar completo guardara en sus entrañas oscuros secretos que ansiaban ser revelados.

ᴅᴇʟɪʀɪᴏ - TonwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora