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Luego de un descanso reparador, saliste de donde estabas y te dirijiste a la cocina. Viendo que no habia casi nada dentro de aquella heladera, decidiste ir de compras, pero caiste, en que tu no eras la que guardaba el dinero, si no tu difunto padre.

Asi que entraste en su habitacion, y con mucha pena, empezaste a revolver todas sus cosas, revisaste su armario, nada, solo aquella caja, que el te habia prohibido tocar de chiquita, ahora que eras mas grande...¿que mas da?.

Alsaste aquella caja, la cual tapaba un gran agujero, apenas lo apartaste y notaste como algo brillaba el aquella oscuridad. Lo pensaste demasiado, pero tu curiosidad vencio al temor, y extendiste tu brazo el aquel agujero. Buscaste a tientas lo que sea que halla de estar ahi, hasta que tus deditos rozaron inutilmente por algo solido, agachaste un poco mas tu postura de lo que ya estabas, cosa que te costo una banda.

Pero los esfuerzos te dieron sus frutos, si, casi te caes, y con tu escaso tamaño, podrias caber alli dentro, todo fue asi, hasta que por fin pudiste sostener entre tus manitos...







































































































































































"¿¡OTRA CAJA!?"





























































































Lo primero que paso por tu mente era que tu padre estaba totalmente obsesionado con las cajas, igual que tu. Ya que de pequeña, te apegabas a cualquier caja que entrara en el departamento, tu padre, confirmo sus dudas cuando, te regalo un oso polar de peluche, pero tu, lo primero que hiciste fue sacar el osito y meterte en la caja, mientras jugabas como si fueras un gatito. Cosa que derritio el corazon de tu papa, sacandote una docena de fotos, desde ese dia, no te falto ninguna caja.

En tu habitacion, estaba todo desacomodado, pero lo unico, que estaba en orden, era el trillon de cajas que tu padre te habia regalado a lo largo de los años y tus pinturas, te encanta dibujar.

Pero luego volteaste a la misteriosa caja, parecia ser un estuche, bastante largo, lo abriste, y tu mandibula quedo en el suelo al solo verlo...





























































































































¿¡UNA KATANA!?

























































































No te lo podías creer, una katana, en frente de ti, no tardaste mucho en tocarla con delicadeza y sacarlo de su estuche, su filo reflejaban las luces encendidas de aquella noche.

Revolviste mas, y encontraste una libreta algo gastada, con ciertos títulos, sobre respiraciones, fuego, agua, niebla, viento, insecto, no sabías como se comía eso.
No de la manera literal obviamente.
Pero esto, te hizo poner a pensar ciertos comportamientos de tu papá. Que en paz descanse.

 Que en paz descanse

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25 Palabras!!

"¿Es mucho pedir una vida de VERDAD?..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora