Desde antes de la pubertad, había formado un grupo de amigos que fue creciendo con el tiempo. En primer lugar, desde siempre hemos sido la era del dos mil dos, SungHoon, Jake y yo (Jay). Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta que unos cuantos rufianes se unieron a nosotros, empezamos siendo un trío de locos adolescentes a ser un grupo de amigos de siete integrantes. Pero no me quejo, en realidad, se había vuelto bastante genial ahora que somos más en las reuniones.—Propongo un beso de a tres por cada shot.
Aquellas palabras provenían de HeeSeung, aquel que alzó su vaso con un líquido insípido en la mano. Ahora que lo pensaba, sin importar que cada uno cumplía con la mayoría de edad, todavía la madurez mental les desarrollaba un poco más lento y necesitaban ser atendidos como a unos niños. En ese momento, en medio de la flamante reunión de amigos que hemos programado en mi casa, los demás rieron a carcajadas y yo sacudí la cabeza con desaprobación.
—¿Por qué habría que besarnos? —sin necesidad de mirar, sabía que Sunoo había hecho la pregunta, y pasé la mirada de él a HeeSeung de nuevo.
—Para reforzar la amistad.
Las risas de todos no tardaron en regresar hacia la respuesta tonta del pelinegro. HeeSeung podía ser el mayor del grupo, pero también el de las ideas cuestionables. Después de eso, volviendo la vista a Sunoo, noté su expresión dubitativa que fue cambiando por una tierna risita avergonzada, aquella que él cubría con una mano. Al verlo de esa manera, mis labios se estiraron en una media sonrisa y no pude evitar pellizcarle una de sus mejillas. Sunoo era irremediablemente bonito y adorable.
Después de un par de segundos, en los que el caos reinaba en la habitación, HeeSeung agarró un micrófono del rincón que tenía los instrumentos musicales y empezó a cantar a todo pulmón. De la misma forma, los demás siguieron el rollo y yo tomé mi bajo eléctrico para tocarlo ruidosamente. Así, solo por diversión, convertimos una simple reunión en un concierto de los muchos que hemos hecho en la misma habitación.
Luego de un rato, habíamos caído rendidos en los sofás de la estancia, todavía con la euforia y, otros como HeeSeung, con un poco de borrachera encima. Pero no se había acabado lo que recién empezaba, SungHoon se encargó de guardar los instrumentos de nuevo en su lugar, JungWon trajo más aperitivos y yo tuve que darle un golpe en la mano a Ni-ki cuando tuvo la intención de agarrar una botella de cerveza. Lo regañé con la mirada, a sabiendas de que todavía no cumplía los dieciocho para permitírselo, y él sonrió inocentemente.
—Ya sabes que con Jay no puedes salirte con la tuya, tiene ojos en la espalda —JungWon le dijo a Ni-ki de cerca, pero aun así pude escuchar lo suficiente.
—Ya que todos tenemos la energía por el suelo, pero los ánimos por el cielo, charlemos de algo que nos quite el sueño —habló Jake de repente, estaba sentado en la alfombra con la espalda contra el sofá.
—Yo tengo algo para preguntar —HeeSeung levantó la mano en seguida, y esperó unos segundos a que le prestáramos atención —. ¿Qué hay de las relaciones amorosas? ¿No les gusta nadie?
HeeSeung preguntó antes de darle otro sorbo a su cerveza y noté cómo miraba de reojo a Jake, quien se veía pensativo.
—Mmm... No lo sé, siempre estoy rodeado de chicas, pero nunca se me vino a la mente tener algo serio con alguna —habló él primero, todavía con el semblante meditabundo.
—Es que tú también, te pasas de casanova —JungWon, desde el otro lado, se metió para refutar en voz alta, formando una amplia sonrisa maliciosa en su rostro.
—Eso no es verdad, a muchas las tengo como amigas —Jake replicó con el ceño fruncido, y pese a la incomodidad, tenía una sonrisa en los labios.
—Y algo más.
Ante la insistencia de JungWon, Jake había rodado los ojos y ya no le dio tanta importancia. —Ush, mejor pregúntenle a SungHoon.
—¿SungHoon? ¿El espanta viejas tres mil? —esta vez, JungWon cuestionó divertido y no se molestó en disimular su gran sonrisa burlona, haciendo que yo tampoco pudiera resistir una risita gutural.
—¿Qué? ¿Yo qué? —SungHoon había estado nada más que escuchando con tranquilidad la conversación cuando, por sorpresa, terminó en medio, y miró desconcertado a todos. Jake, cerca de él, le palmeó el hombro para hacerle saber que solo era una broma.
—¿Y qué hay de ti, Jay? Eres el más reservado de todos nosotros —mencionó HeeSeung, mirándome fijamente.
Yo me quedé inquieto ante las expectativas de todos y removí los ojos de un lado a otro antes apretar ligeramente el entrecejo.
—¿Yo? Pues... En realidad no tengo a nadie —respondí un segundo después y sacudí la cabeza, sabiendo que no tenía nada que ocultar.
—Este chico, lo dice con tanta naturalidad —dijo JungWon entre risas.
—¿Y qué quieres que diga? Estoy siendo honesto —me encogí de hombros y torcí los labios hacia abajo. No sabía exactamente lo que querían oír de mí.
—Está bien, sabemos que nunca mientes —señaló HeeSeung, y me quedé igual de tranquilo como desde el principio.
—Mi curiosidad también está en Sunoo, es el que más ganado tiene —dijo Jake entre una sonrisa entretenida y nuestras miradas cayeron en Sunoo, pero apenas nos habíamos dado cuenta de que se encontraba dormido —. Oh, ¿ya se durmió?
—Con razón había mucho silencio —recordó JungWon.
—Es el menos tolerante —dijo SungHoon, refiriéndose al montón de botellas de cerveza sobre la mesita que los sillones rodeaban.
Yo me quedé con la mirada gacha hacia Sunoo, se había dormido profundamente y como se hallaba junto a mí, su cabeza cayó sobre mi hombro.
—Mírenlo, duerme como un bebé. Hay que acostarlo en la cama —sugirió Jake que estaba al otro lado de Sunoo.
Con preocupación, no lo pensé dos veces, me levanté del sofá y con mucho cuidado, tomé a Sunoo entre mis brazos y él envolvió mi cuello con los suyos. Pasando entre el lío que todos dejamos, lo llevé hasta mi cama en la esquina de la habitación. Con la misma delicadeza y lentitud para no despertarlo, lo acosté sobre el colchón, le quité los zapatos y le cubrí con las mantas. Aquel proceso no había tardado más que pocos minutos, pero me quedé otro momento para retirarle unos mechones de cabello de su frente, contemplando lo angelical de su rostro dormido y con ello, le dediqué una última sonrisa antes de alejarme.
En la otra punta de la habitación, los chicos me miraron con una ceja levantada, aparentemente atentos desde que me levanté, yo no hice más que volver a mi asiento y mantener mi semblante sereno con un atisbo de sonrisa en él.
—¿Estás seguro de que no tienes a nadie ahí en tu corazón?
Giré la cabeza para mirar a Jake y fue mi turno de levantar una ceja, extrañado de que haya vuelto a preguntar. —¿A qué te refieres?
—Nada, no me hagas caso —se apresuró a decir y negó con la cabeza, dejándome mucho más confundido que antes.
—Yo sí me quedé con la curiosidad de saber si Sunoo le gusta alguien. Recordaré hablar con él a la próxima.
JungWon había confesado, y ante aquello, recosté mi espalda en el respaldo del sofá y me quedé pensativo. En realidad, también me había quedado con algo de curiosidad; pero sabía muy bien que no tendría el valor de preguntar, porque, después de todo, mi curiosidad no era tan grande como para querer oír su respuesta.
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‧₊˚✧[He's My Sunshine]✧˚₊‧ / SunJay
FanfictieEn su grupo de amigos, Jay era como el padre de todos: atento, ordenado, serio, responsable y hasta cómplice. Sin embargo, en medio de su inescrutable semblante y actitud reservada, Sunoo era el único que lograba ablandarle un poco. El lema del grup...