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Camille caminaba enojada por todo el lugar, el sol iluminaba su rostro y como de costumbre, Klaus la siguió.
— No es un buen momento, Niklaus— dijo ella molesta y siguió caminando.
— ¿Puedo saber qué es lo que te molesta?— preguntó él siguiéndola.
— Perdí el collar que mi madre me dio y se dio cuenta— respondió ella— me dijo que no vuelva a casa si no lo tengo puesto.
El collar era especial para su madre pues se lo había regalado una bruja llamada Ayana.
— ¿Dónde comenzamos a buscar?— preguntó el tratando de ayudar.
— Se donde está— dijo ella y él le miró confuso— pero no lo podré recuperar jamás.
— ¿Por qué no?— preguntó Klaus.
— Ayer estaba paseando por el lago y Kol me asustó así que caí al lago— respondió ella— sin querer lance el collar que tenía en la mano y quedó en algún lugar del lago.
— Vamos a buscar— sugirió.
— El lago es enorme y además está helando— dijo ella— jamás podré recuperarlo y era hermoso...
Llegaron al lago rápido pues ella caminaba de prisa y él la seguía. Se sentaron en la orilla y ella solo miraba el lugar.
— Necesitaré un milagro para recuperar ese tonto collar— dijo Camille.
Klaus se quitó la camisa y la castaña lo miró nerviosa, el notó la mirada de ella en él y sonrió, ella se ruborizó y desvió la mirada a otro lado.
— Nik... no tienes que búscalo— murmuró ella.
— Si tengo que hacerlo— respondió el y seguido de eso se lanzó al agua.
Estaba demasiado fría, comenzó a temblar de inmediato pero se negó a salir.
— Nik, no quiero que sufras por mi culpa— dijo la castaña— yo misma buscaré...
Ella iba a desatar los listones de su vestido pero fue interrumpida por la voz del joven Klaus.
— No te atrevas a entrar— ordeno— está helando y enfermarás.
Ella iba a decir algo pero el se sumergió en el agua para comenzar a buscar el collar. Salió del agua una y otra vez en distintos puntos, sus ojos estaban rojos ya que el agua los había irritado y aún temblaba.
