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Sukuna abrió los ojos en cuanto estuvo despierto, parpadeando un par de veces antes de bostezar.

Miró hacia abajo y notó una melena rubia pegada a su pecho, refugiándose de los rayos del sol con ayuda de su brazo.

Rio un poco de manera baja ante esto, girando un poco para tomar su teléfono y mirar la hora.

Las siete de la mañana. Si no intuía mal Naruto entraba a clase a las 8.

Dejó el móvil en su sitio antes de comenzar a estirar la espalda, luego alejándose del rubio con cuidado mientras lo mantenía tapado con la colcha para que no perdiera frío.

Salió de la habitación y fue a la cocina, poniendo la cafetera a funcionar mientras preparaba unas tostadas para el Uzumaki, moviendo los hombros en círculos antes de emprender marcha de vuelta a la habitación.

Se acercó a la cama por el lado del humano y comenzó a moverlo por el hombro.

--Naruto, arriba --llamó con voz alta.

El menor abrió los ojos y bostezó, estirándose antes de frotar sus ojos con ambos puños.

--Ya voy --quitó las mantas que lo cubrían de mala gana, sentándose en la cama y viendo al demonio alejarse hasta salir de la habitación.

Volvió a bostezar antes de ir al armario, abriendo su lado y tomando su uniforme, dejándolo en el escritorio antes de quitarse su pijama y ponerse el uniforme.

Una camisa blanca, corbata roja, pantalón de vestir negro y zapatos negros. No le gustaba, pero era mejor esto a estar buscando qué ponerse todas las mañanas.

Una vez vestido dobló su pijama y lo guardó en un cajón antes de salir de la habitación con rumbo a la cocina.

Fue recibido por el olor del café recién hecho, dándole un sentimiento de dejá vù momentáneo antes de terminar de llegar a la cocina, viendo a Sukuna con una taza en las manos mientras bebía y con la otra colocaba las tostadas en un plato.

--¿Para quién son las tostadas? --se acercó curioso.

--Para ti --restó importancia. --Sírvete lo que quieras para beber.

El ojiazul estuvo sorprendido un momento. No acostumbraba a desayunar mucho ya que lo veía un gasto innecesario. Suponía que eso nunca iba a volver a ser así con Ryomen a su lado.

Abrió el frigorífico y encontró el cartón de leche con facilidad, sacándolo y sirviéndose una taza, comenzando a comer y beber de pie.

--¿Por qué no le echas nada a la leche? --frunció el ceño por esto.

--Me acostumbré a beberla sola cuando vi que el cacao era un gasto demasiado exclusivo --restó importancia.

--Naruto --llamó con la voz seria, haciendo tragar en seco al humano. --¿Qué parte de que no te preocupes por eso no entendiste? --frunciendo el ceño.

Naruto bajó la mirada de manera nerviosa.

--Hay cacao en el armario, úsalo --señaló con la cabeza al armario que se refería.

No queriendo llevarle la contraria abrió el armario y sacó el cacao, salivando de solo pensar en volver a sentir el sabor del chocolate con la leche.

Tomó una cuchara pequeña y echó un par de cucharadas colmadas en su taza.

Cerró el bote y volvió a guardarlo antes de comenzar a remover la leche para que todo se mezclara en condiciones.

Sukuna lo veía con seriedad. Parecía un niño probando por primera vez el chocolate, y eso no le gustaba.

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