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Grimmjow ya había comprado la casa. Consiguió un buen descuento ya que supo sacarle fallos que realmente no le importaban, pero que hicieron que pagara mucho menos de lo que la inmobiliaria quería.

La casa era grande, con una vista perfecta del parque como había querido, con un salón de buen tamaño y dos habitaciones de tamaño normal.

Estaba amueblada por completo, con un sofá de 4 plazas con un chaiselongue bastante grande de un tono blanco puro.

Una de las habitaciones estaba en el ático, tenía un canapé elevable, donde debajo de la cama podían guardarse cosas, sin contar con que era una cama de matrimonio bien situada justo bajo la ventana, esta siendo vertical y doble en la parte que estaba inclinada del techo, con un armario empotrado a los pies de la cama, un escritorio en la pared contraria de la cama y una mesilla de noche. Un baño privado estaba junto a la puerta de entrada a la habitación, el cual tenía todo lo necesario, con un inodoro, una bañera bastante larga, un lavamanos, un armario y un espejo.

La otra habitación estaba en el piso de abajo, también teniendo cama de matrimonio, solo que esta tenía un canapé con cajones.

La cama estaba pegada a una pared, y a su lado el armario empotrado.
A los pies de la cama había un escritorio, y a un lado del escritorio había una ventana.

La cocina estaba abierta, fácilmente cabían más de dos personas en ella, con una isla que daba paso al salón, un lavaplatos, lavavajillas, encimera, vitroceramica, horno, microondas y varios armarios, sin contar el frigorífico y el congelador.

La puerta de entrada a la casa estaba a un lado de la cocina y daba directamente al salón. A la derecha estaba la habitación, a la izquierda la cocina y siguiendo recto por la izquierda llevaría a un pequeño rellano donde estaría el baño y las escaleras que daban a la habitación del ático.

En el salón había un gran ventanal que daba al balcón, desde donde se podía ver el parque.

Grimmjow revisó que todo estuviera en buenas condiciones después de que los de la inmobiliaria se fueran tras quitar el cartel, dejándolo solo con un juego de llaves.

La cocina no tenía ni platos, ni vasos, ni cubiertos, ni lo necesario para cocinar, así que tendría que comprarlo él mismo.

Las habitaciones tampoco tenían sábanas ni cubre colchones.

Suspiró y frotó su coronilla, debía preparar todo antes de poder traer a Luffy. Al menos debían tener vasos, platos y sábanas.

Miró la hora en su teléfono. Las negociaciones le habían llevado tiempo, se le había hecho tarde, ya eran la una del medio día.

Miró las llaves en su mano, lanzándolas hacia arriba y volviendo a tomarlas, luego guardando su teléfono en su bolsillo antes de salir de la casa, cerrar con llave e ir al ascensor.

Por suerte su casa era la única en el último piso, así que tendrían privacidad.

Mientras bajaba en el ascensor miró en su teléfono tiendas cercanas donde pudiera comprar todo lo necesario.

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Sukuna fue muy severo en las negociaciones. Sacó hasta el mínimo error de la casa para que se la dejaran lo más barata posible, cosa que consiguió también porque al parecer la inmobiliaria quería deshacerse de esa casa cuanto antes.

Era muy espaciosa, casi todo el segundo piso pertenecía a esa casa, y las otras dos que había en el piso también venían con la casa, así que pensó que su suposición de que la casa era para algún narcotraficante no estaba tan errada.

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