𖢻3𖢻

73 7 1
                                    

Naruto caminó sin prisa hasta llegar a su departamento que se suponía debía compartir con su hermano.

Entró y cerró a su espalda, luego yendo hacia su habitación directamente.

Dejó la bolsa con las cosas que necesitaría a un lado antes de abrirla.

Tomó la hoja que Asta había traducido para él y la desdobló, dejándola sobre la cama, luego sacando un pequeño recipiente y poniéndolo en el suelo.

Tomó un cúter y se cortó la muñeca, dejándo la sangre caer en el recipiente.

--¿Por qué me tenía que tocar a mí al demonio que necesita de sangre para hacer el círculo ritual? --pensó en un gruñido.

Cuando el recipiente se había llenado un poco apartó la muñeca y tomó un pincel de la bolsa. Agradecía tener madera como suelo, así podría limpiarlo rápido.

Empapó el pincel con su sangre y comenzó a dibujar en el suelo el dibujo que había en el papel.

Cuando terminó dejó el pincel de lado y tomó el recipiente donde estaban los restos de su sangre.

Le resultaba extraño que no necesitara ningún objeto como sus amigos para la invocación, pero no juzgaría y mejor acabaría eso cuanto antes.

Vertió la sangre que quedaba en el recipiente en el centro del círculo, dejándolo a un lado antes de tomar el papel para leer lo que tenía que decir.

--Tú que gobiernas. Tú que fuiste contra la humanidad. Tú que reinas allá donde vayas. Tú que mandas por encima de los demás. Te exigo que vengas y cumplas mi pedido, porque así como eres demonio también fuiste persona, y así como eres rey también fuiste esclavo una vez --se sentía extraño decir esto.

Una fuerte luz roja alumbró toda su habitación, cegándolo. Cerró los ojos y retrocedió un paso.

Un fuerte temblor sacudió su casa como si del mayor terremoto se tratara, pero se obligó a permanecer en pie y confiar en que nada le pasaría.

Algunos minutos después, no supo cuántos, todo se detuvo. El temblor paró, la luz disminuyó hasta dejar de existir y el silencio se hizo en su habitación.

Un bostezo lo hizo mirar al frente, notando a un alto pelirosa de cuatro ojos y extrañas marcas en el rostro, túnica blanca con azul oscuro, dos brazos cruzados y otros dos asomando por su túnica, porque sí, tenía cuatro brazos.

Retrocedió un paso y tragó en seco al ver a quien ahora invadía su habitación.

--Humano, ¿para qué me has llamado? --sonó la grave voz del más alto.

Naruto tragó el nudo que se estaba formando en su garganta.

--Unos amigos me obligaron --casi tartamudeó con los nervios a flor de piel.

--¿Ah? ¿Solo eso? --frunció el ceño.

Naruto se encogió en su sitio, temblando, listo para su inminente muerte.

El demonio lo vio temblar, suspirando por esto.

--No te haré nada, pequeña escoria --restó importancia con cansancio en la voz.

Dudando, el rubio abrió un ojo y miró al de mayor altura con miedo.

--¿No? --quiso asegurarse.

--No, ya tuve muchos problemas en el pasado --solo dijo.

Aún sin creerle y manteniendo su distancia Naruto abrió ambos ojos y se permitió observar mejor el rostro del demonio, viendo el extraño material que lo surcaba, el cual tapaba uno de los lados de su cara por completo, pero no por ello se dejaban de ver sus cuatro ojos.

Partners in CrimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora