Capítulo 3

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Lyra

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Cualquier otra chica estaría feliz de dar el gran paso hacia el inicio de su vida universitaria. La promesa de libertad y autodescubrimiento en la escuela de la vida.

Pero ese no era mi caso.

—¿Emocionada? —inquirió Daniel a mi derecha en el autobús.

—Estoy en éxtasis —repuse con la cabeza recostada en el marco de la ventanilla. Observaba distraída el cielo nublado y las diminutas gotas de lluvia que impactaban contra el fino cristal.

Al menos estaba lloviendo, el olor a tierra mojada logra levantarme el ánimo, aunque solo sea un poco. Me pasé la noche entera hecha un ovillo con Arabella. La única razón por la que salí de casa temprano fue para no tener que enfrentarme a madre esta mañana.

Nunca creí que volvería a encontrarme en esta posición.

—Vamos, anímate un poco. La universidad no es como la escuela.

—No sabía que ya eras un universitario experimentado.

—Lyr... Escucha, sé que este último año no fue fácil... En especial los últimos meses, pero no te cierres a este nuevo comienzo. Te mereces un nuevo inicio, lejos de toda esa toxicidad y el cacas.

"¿El cacas?" —repliqué divertida, la sombra de una sonrisa tiró de la comisura de mis labios—. Ese es nuevo, me gusta.

El cacas, Voldemort, da igual. No permitas que un tipo como ese defina cómo será tu futuro. No vale la pena.

—Ya suenas como mi madre.

—Entonces es una mujer sabia.

—Gracioso —reconocí—. Como sea, esto no se trata de Luca, Dan. Es más problemático que eso... Luca solo fue la gota que derramó el vaso.

Dan era el único amigo real que tenía. Nos conocemos desde hace años, pero no fue hasta nuestro penúltimo año que nos hicimos realmente amigos. Es el único chico con el que he podido mantener una amistad sin tensiones sexuales innecesarias. Para él yo era solo Lyra y para mí él era solo Dan. Pero eso no quitaba que fuéramos un gran equipo, Dan es genial y merece una gran chica, solo que yo no soy esa chica. Nuestra química resulta netamente amistosa, casi como una hermandad, aunque eso no borraba el hecho de que sería capaz de aplastar a cualquiera que tratase de lastimarlo.

—Sabes Lyr, entender tus frases a medias es más complejo de lo que parece —meditó él con una sonrisa triste—. Ya sé que tienes un historial familiar complicado y eso junto a la escuela, vale, tu propio mini-infierno, pero no es fácil apoyarte si no conozco los detalles.

Desvié la mirada. Él tenía toda la razón, pero la cosa es que no podemos hablar de lo que somos con los humanos. Muy trillado, lo sé, pero para ellos las ninfas no son más que uno de los tantos cuentos de criaturas míticas que forman parte de sus mitologías y eso nos mantiene a salvo. Los escépticos constituyen nuestra mejor coartada. Mientras las ninfas continuemos siendo nada más que un recurso literario o un bello invento para entender mejor a la naturaleza en tiempos lejanos, nuestra única preocupación real son los cazadores.

—Ya sabes que mi madre es algo...

—¿Complicada?

Asentí.

—Es muy exigente con nosotras, pero creo que yo he sido su mayor dolor de cabeza.

El autobús frenó y el conductor anunció nuestra parada.

—Bueno, sea lo que sea, el cacas o tu madre, no permitas que te coma la cabeza Lyr. Este nuevo inicio es lo que estabas esperando y te lo mereces. Lo que suceda de aquí en más depende solo de ti.

Las Espinoza ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora