Sonó el timbre para salir al patio, ya quedaban solamente dos semanas para acabar las clases por lo que estás últimas semanas apenas hacíamos cosas. Charlábamos y teníamos clases libres. Aunque igualmente el tener que seguir madrugando era lo que más me jodía la verdad.Recogí mis cosas y Olivia se acercó a mí con una sonrisa
— ¿Qué tal te ha ido el último examen? — preguntó dando un mordisco a su bocadillo.
— Me ha ido bastante bien, me lo he preparado mucho, ya que al ser el último tenía que dar lo mejor de mí, ¿a ti te ha ido bien? — cuestioné curiosa.
— A ti qué te parece Mary, no me ha ido ni bien ni mal — murmuró.
— Oye, no te desanimes que es el último examen seguro que apenas cuenta — aclaré.
Seguimos hablando sobre tonterías, Taylor Swift, actores buenorros... hasta que Ethan vino corriendo hacia mí y Olivia se fue "disimuladamente". Siempre hacía lo mismo, aunque yo lo negara ella seguía insistiendo en que yo estaba enamorada de él y el de mí y aunque lo negaba cuando ella mencionaba que Ethan estaba enamorado de mí (según ella) quería gritar, saltar y correr.
— Hola Ethan, ¿qué pasa? — indagué mientras notaba el calor recorriendo mis venas.
— Esta tarde, tú, yo, playa, ¿aceptas? — añadió con la respiración entrecortada.
— Vale — sonreí.
— Lleva bañador que nos meteremos al agua y no me pongas excusas que te tiraré con ropa, me da igual — aclaró y nos sentamos en un banco que había en el patio.
— ¿Sabes? Yo pensaba que mi enfermedad me arruinaría el verano y no podría tener el verano de mi vida junto a una chica preciosa — agregó guiñando un ojo y sonriendo con esos ojos azules grisáceos.
— ¿Cómo se llamaba? Siempre se me olvida... Es que así puedo maldecir a la enfermedad — bromeé mientras sonreía.
— Parkinson, boba — vi como se le formaban hoyuelos y me contagió la sonrisa.
— No quiero volver a clase... — suspiré mirando al cielo y al final cerré los ojos.
— ¿Y si nos saltamos la siguiente clase? — sugirió Ethan.
— ¿¡Qué!? ¿Tú estás loco? — le grité.
— Quizás... pero no de la cabeza, sino de amor — confesó.
— ¿Amor? Nunca pensé verte enamorado — bromeé para después volver a levantarme.
— No va a pasar nada por qué te saltes una clase, encima la de plástica, sabes que te va genial y no va a pasar nada, venga... — rogó y rogó hasta que accedí.
— Cómo nos descubran, te voy a echar toda la culpa a ti...
Ethan me llevó a un acuario y pasamos allí el resto de la mañana divirtiéndonos. Fue todo genial, como una imaginación o a lo mejor un sueño...
Al llegar a mi casa subí hasta mi cuarto y cogí una mochila, empecé a echar dentro de todo: bañadores, toallas, ropa interior, desodorante... literalmente de todo. Mi hermana irrumpió y no me dejó seguir hasta que no le contestará sus estúpidas e ingenuas preguntas.
— ¿A dónde vas? — curioseó mirando mi mochila y a mi histérica.
— No te importa, déjame sola, por favor Kiara — suspiré.
— ¿Tengo que llamar a papá y contarle que vas a salir con tu novio a enrollaros o qué? — amenazó ella.
— ¡No es mi novio! ¡Y ni siquiera nos hemos besado! Solamente es mi mejor amigo, ¿tú tienes amigos también, por qué no son tus novios y os morreais? — contesté enfadada.
— La diferencia es que mis amigos y yo no nos gustamos, tú y Ethan sí y lo peor es que pegáis mucho, ¿sabes? Yo que tú lo apreciaba y cuidaba, ya no quedan chicos así.
— Vale, ¿sabes qué? Sí, nos gustamos y mucho, pero ninguno se atreve a dar el primer paso y yo sigo esperando como un pájaro bebe esperando en su nido a que su madre lo alimente ¿contenta? — me llevé las manos a la cara con un gran suspiro.
— ¿Y por qué tiene que dar el primer paso Ethan? Digo no sé, ¿por qué él y no tú? — preguntó con curiosidad y su pregunta me hizo reflexionar.
Me di cuenta que yo debería de ser valiente y decirle algo.
Pero no era capaz, no era valiente, me daba miedo serlo y también el rechazo.— No sé... supongo que de tanto ver series, bah, no me hagas caso, dios parece que estoy loca... — murmuré sentándome.
— ¿Necesitas mi ayuda? Soy experta en estos casos — se ofreció y me sorprendió.
— No me creo que mi hermana pequeña esté a punto de darme consejos de amor...
Ella me sonrió y se puso a dar vueltas en mi cuarto hasta que frenó en seco y me miró con las cejas alzadas, oh no... eso no era bueno.
— Ponte guapa y declárate, ya está, no hace falta que te declares en un yate o en un hotel de cinco estrellas con cena de cinco estrellas incluida... — pude ver como estaba babeando al pensar en comida y al darse cuenta sacudió su cabeza y me volvió a mirar. — Lo importante es el momento, la persona y las palabras.
— No sé... todo va demasiado rápido... — solté mientras jugaba con mi pelo.
— ¿Rápido? Venga ya Mary, te lleva gustando ya, que sé yo, ¿tres meses? — comentó mientras se llevaba las manos a la cara en gesto de demostrarme que la estaba cagando.
— ¿Tú crees? ¿Y si me rechaza? ¿Y si me humilla? ¿Y si no soy su tipo? ¿Y si ya no quiere saber más de su amor pasajero de verano? ¿Y si soy como una servilleta de usar y tirar? — me comí la cabeza con todos esos pensamientos. Mi hermana trató de tranquilizarme, pero yo sentía que hiciera lo que hiciera, algo saldría mal, no sé por qué tenía el presentimiento, y no era nada bueno...
— ¡Pues le partiré las piernas! — gritó ella.
Quería a mi hermana, pero a veces lo que decía que haría hasta a ella se le hacía surrealista, pero siempre que la necesitaba estaba ahí, así que se lo agradecía, aunque siempre me cagará los planes...
Estaba muy nerviosa, al irme a dormir sentí miles de aleteos en mi barriga luchando por salir, quería ver a Ethan, pero no me sentía capaz, pero como mi madre me enseño, debía de ser valiente, aunque recordar a mi madre me hizo añicos el corazón, decidí intentar dormir, sin resultado alguno, pero la intención es lo que cuenta.
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El Verano Que Nos Hizo Inmortales
Teen FictionEthan y Mary son dos compañeros de clase que se gustan mutuamente, pero ninguno ha confesado sus sentimientos. Ethan tiene una enfermedad, pero solo él sabe que probablemente sea degenerativa y peligrosa.