Capítulo 14. Los capullos del mundo.

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Una vez que mi hermana se durmió, apagué la televisión y la agarré en brazos; llevándola a su cama.

Una vez que la dejé ahí la arropé y subí a mi cuarto, me metí en él y me tumbé en mi cama, cerrando los ojos.

Estaba a punto de dormir, o eso creía.

— ¿Qué prefieres? ¿Acción o romance?

Di un respingo del susto y le miré, me llevé una mano al pecho del susto.

— ¿¡Que haces aquí!?

— Te estaba esperando en el parque para ver las estrellas, pero pude deducir después de esperarte que preferías una película.

Suspiré y volví a tumbarme poco a poco, él seguía mirando la televisión, la cual ya había logrado encender, estaba demasiado impactada.

— ¿"La La Land" o "Mamma Mia!"?

— Eh... La La Land, ¿supongo?

Sonrió y buscó la película hasta que la encontró y la puso, me miró y yo tragué saliva con dificultad, nerviosa.

— ¿Puedo ver el vestido? — preguntó y dejé de prestarle atención a la película y le miré.

— No.

— ¿Por qué? Quiero verlo.

— Por qué no.

Gruñó y puso los ojos en blanco, me volvió a mirar con ojos de cachorro y volví a prestarle atención a la película.

— Por favor.

— No.

— Porfa.

— No.

— Porfi.

— ¡No!

Suspiró y se pasó una mano por el pelo.

— PORFA.

— QUE NO.

Se dio la vuelta, dándome la espalda y yo seguí mirando la película, mirando de reojo a Ethan y sonriendo.

— Me apetece ir a ver las estrellas.

— ¿Qué? ¿Ahora?

— Sí, el nombre de la película me ha dado ganas — mencioné, ya que el título de la película era: "La Ciudad de las estrellas"

Sonrió y se puso en pie en cuestión de segundos, se acercó a mi ventana y bajó sin problemas, aunque a mi me costó un poco más.

Corrimos hacia el parque, riendo y disfrutando de nuestro tiempo juntos.

Llegamos al parque y entramos, corriendo hacia el césped, una vez que encontramos el mejor lugar para ver las estrellas, nos tumbamos.

Sonreí y él me dio un beso en el hombro, cerré los ojos por unos segundos y sentí su olor.

— Mañana nos graduamos, ¿no es increíble? — él asintió, con indiferencia —. ¿No quieres graduarte?

— Es que no te veré todos los días.

Me puse roja, fijé la mirada en el cielo, sintiendo el calor en mi rostro, me relamí los labios.

— Si me verás, quedaremos aquí todos los días, ¿sí?

Sus ojos se iluminaron, mientras que yo le miraba él se mantenía mirando las estrellas.

— Vale.

Nos callamos, hubo un silencio, el cual no nos molestamos en interrumpir, ya que, para mí, ese silencio no era un silencio normal, era un silencio romántico.

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⏰ Última actualización: Dec 27, 2024 ⏰

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