Capítulo IX

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Iba manejando lentamente por la carretera, mire el retrovisor y solo éramos nosotros... en eso me fijo en la hora caigo en cuenta que son las 2:15 de la madrugada
Volteo a mirarla a ella, y la veo tan tranquilamente durmiendo, sonrió ante su imagen, hermosa Niña de pies a cabezas y con un corazón sencillo... ella que no se dejó impresionar ante mi, ni se dejó intimidar, ni mucho menos humillar
Tan linda durmiendo pareciera tímida pero lo de hace rato me dejo sorprendido, sin dudas el control propio que tuve que tener fue inmenso, si fuese débil caía de rodillas ante ella, aun que ya había caído.
Luego de varios minutos llegue a su alquiler, estacione en frente de la casa, abrí la puerta y la cargue en brazos, entre sin avisar en la casa, ya que no tenía el número de la amiga, supuse que su habitación está arriba así que me encamine a buscar, pude reconocer cuál era ya que la puerta estaba entre abierta y en su interior estaba el pósters que le había regalado, entre y la acosté en la cama, quitando algunos mechones de cabello de su cara, pude observarla mejor... que belleza de mujer
No me resistí y le di un beso, agarrando una manta la tapo con ella. Puse en silencio su teléfono y le envié un mensaje de texto dándole las buenas noches...
En eso salgo de la habitación bajando las escaleras, salgo de la casa y voy nuevamente a la camioneta, decidí quedarme a dormir en algún hotel de Aguas Verdes, me daba pereza conducir y también quería invitarla a desayunar

Un tal Peaky Blinder Libertario | Santiago Caputo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora