Capítulo XVII

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Baje las escaleras y pude verla mirándose en el espejo, esta mujer me volvía loco...
Me acerqué a su lado y pude notar su comodidad ante mi presencia, la miré de pies a cabezas es tan perfecta, ya estando en el estudio pude observarla mejor, su cara tan tierna, sus ojos que prendían mi alma, su cabello rizado tan Perfecto, sus labios que quisiera devorarlos, Su Cuerpo que me dejaba hipnotizado
Mina fina y sencilla ella se la sabia, tanta elegancia como humildad recorría en ella... sus intensas ganas de vivir y amar provocaban en mí un sentimiento diferente
A esta niña mujer yo la quiero a mi lado, siendo mi amiga, esposa y amante
Y como no amarla si desde el día que la vi se ha robado cada parte de mi, hasta queriendo ser mejor cada día y solo para ella
La quiero para siempre y no solo a ratos, mientras estoy dibujando en su piel mirarla dormir tan plácidamente me llena de paz
Hombre muerto aquel que se atreva en tocarla
Que esta mujer es mía, y podré compartir todo pero a ella jamás.

Un tal Peaky Blinder Libertario | Santiago Caputo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora