Capítulo 1.

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En esta vieja casa no hay un solo lugar sin su recuerdo, lo que es realmente atroz al momento de querer relajarse, ya no hay amor ni un solo recuerdo, solo fantasmas del pasado agobiandome.

Por eso, no sabía si era ella o no cuando cruzó el portal de la puerta, sus tacones resonaron en el departamento y su perfume inundó todo el cuarto. Recíen ahí pensé que no estaba teniendo otra pesadilla.

—¿Qué haces aquí? Fuí muy especifico, no quiero que vengas y no quiero cambiar el cerrojo.

Ella sonrió con mucha diversión por mis palabras, siguio avanzando y apenas se encogió de hombros por lo que dije.

—Vine por negocios, no sabía que debía avisar para visitar a mi compañero sexual.

—Creo que tienes mal entendido el concepto— Barrí mi pelo hacía atras, me levanté del sofá de la esquina y fuí a la barra, serví un vaso de whisky, por supuesto no le ofrecí. —Es a la casa de tu prometido a la que puedes llegar sin avisar. ¿acaso se te olvida como me dejaste por él?

—Bueno, querido, no exageres tampoco, el tipo es tan aburrido como un juego de candy crush pero al menos no es un sicarío, él tiene un lugar en la sociedad que me puede dar la vida que siempre quisé.

—Una vida falsa, que siempre quisiste, no nos veamos la suerte entre nosotros, has hecho tantas o más cosas malas en esta vida que yo mismo, no sé qué clase de vida esperabas.

—Obvio una que no me puedes dar— Caminó hasta mí, en el camino se quitó los tacones y bajó muchos centímetros.

Siempre fue más bonita que la mayoría de los beta, ella simplemente era preciosa, mientras creciamos en ese desgastado orfanato siempre creí que ella sería un omega pero nunca se presentó, cuando vió que las oportunidades para las betas son menores y de muy baja clase, comenzo a cansarse y buscar algo más.

Entonces comenzo a salir a bares y clubes distintos, lo que yo le daba en las sombras ya no le servía y su inseguridad por ser alfa la hizo ir perdiendo la cordura, cada vez, un poco más.

—Necesitamos tus servicios, Ryo y yo queremos casarnos.

—¡Ja! ienes mi bendición, ve y casate.

—Idiota…— afirmó su cintura en el borde del bar y se cruzo de brazos. —Necesitamos que te deshagas del esposo omega. Es muy simple, el chico es un omega, no se puede divorciar porque si lo hace perderemos la mitad de la herencia de Ryo por el acuerdo prenupcial y ese omega está forrado en dinero así que queremos heredarlo nosotros, queremos todo. La paga será buena mew, no hay por donde perder.

—¿Cuánto ganó?

—Puedes poner el precio que quieras, este trabajo te gustara, estarás muy lejos de mi con mucho dinero.

—vaya, y con eso supongo me debo sentir bien. —Alguna vez ame a esta mujer, he matado gente por encargo pero nunca una persona inocente—¿qué les hizo este chico? ¿hizo algo malo siquiera?

—Claro que sí, nos ha hecho la vida imposible, además con existir ya es una carga, encuentro estupido que alguien inservible tenga tanto dinero.

—No cambias nada.

—Será el último favor que te pedire en esta vida, sé que lo de nosotros—Ya cambio a su papel de victima— Lo de nosotros cambió las cosas para ti en todos los sentidos, tú eres un alfa que nunca habría sido feliz conmigo y sé también que no quieres verme más.

—No necesitaba un omega, yo siempre estuve contigo.

—Nosotros no ibamos a funcionar, yo quiero dejar de vivir en las sombras, quiero dejar esta vida…

El deseo del sicario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora