5: Mensajes De Terror

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Mew se econtró a sí mismo en una profunda reflexión. En una semana en aquella pequeña ciudad había dormido con su presa y para remate de la situación, cree firmemente que la gente alrededor comienza a tomarle cariño. Para alguien que ha vivido solo la mayor parte de su vida resulta un poco contradictorío y algo difícil de asimilar, que las personas se adentren en su mente.

La sensación de afecto no es desconocida, no es un animal en medio de la selva, pero... Si se trata de ese típico sentimiento de tener amistades con quien beber y salir por ahí, no hay problema, pero...

No está acostumbrado a esto.

-¿me mirarás comer solamente? también desayuna... Se siente raro que estés tan lejos...

Gulf habló desde la cama con su taza de café en la mano, no lo miró, es más, desde que desperto estaba un poco extraño, como si ¿se arrepintiera? no, no, era más como ¿timido? Esta era la primera vez para el alfa, no conocé a nadie que se atenga a los parametros normales de la vergüenza, cosas como timidez son extraños para cada pareja con la que compartio un dormitorio. Se acercó a la cama rodeándola por el lado contrario, se sento s u lado afirmó la cabeza en el hombro del menor sin decir nada hasta que pasó al menos un minuto.

­­-¿sientes algún tipo de malestar?¿te duele?

-no... me siento bien— observó de reojo su reacción, obviamente estaba mintiendo, apenas y podía sentarse.

- ¿tu cintura?
-está bien-Dijo de nuevo cada vez más rojo.

-Toma tús pastillas...

-¿me estás molestando?

-Claro que lo hago, es divertido.

El omega se relajó contra su cabeza, mew parecía algo más dócil que días anteriores así que acarició su mejilla durante mucho tiempo, el tipo era alto y un poco aterrador cuando estaba serio pero normalmente era dulce y respondia con educación si le hablabas, era dulce la mayoría del tiempo, solo que tiene la increible capacidad de ser gigante.

Al menos para él, cosa que no es muy diferente de todos los alfas con los que se ha cruzado, pero mew tiene un poco más de esto y aquello.

Gulf no estaba siendo precisamente timido, aunque si solo un poco se sentía avergonzado, quería preguntar demasiadas cosas para no sentir en parte que durmió con un desconocido, no fue sexo casual de una noche, lo hicieron varias veces y además salió a comprar panesillos y anticonceptivos, no tiene otra experiencia con la cual comparar pero está casi seguro que la gente no actua así su primera vez juntos.

-no vayas a trabajar...Quédate conmigo todo el día.

-¿todo el día? -dejó su taza de café sobre la mesa y se movio bajo las sabanas lo suficiente para dar cara al alfa. Mew lo vio durante mucho tiempo con los labos fruncidos y algo extraño en los ojos, parecían más nostalgicos que los ojos con los que se encuentra gulf normalmente en esa pequeña localidad. -Claro... No hay problema pero ¿está bien para tí?

El mayor lo miró, acercó sus labios dando un pequeño piquito-que terminó por ser un gran beso profundo- mientras asintió sonriendo sin hacer desaparecer ese brillo nostalgico en sus ojos.

-Mew ¿ tienes que volver a tu casa?

Gulf lo abrazó y frotó su nariz contra el recoveco de su cuello, sintió la feromona masculina de manera pronunciada en ese lugar y aspiró suavemente. El alfa no sabía qué decir, ¿volver a donde? ¿a esa casa vacía llena de malos recuerdos?
Trabajo año spara conseguir un buen departamento para vivir con Roxy y ahora no es más que un baúl de malas memorias, no existe alguien que lo reciba y mucho menos alguien con quien pensar en un futuro en ese lugar, sin embargo no puede prometer algo que no se vaya a cumplir.

El deseo del sicario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora